Jornadas Innovación Colaborativa (IAAP: 13, 14 y 15/3/18)
Escena 1:Esta semana apenas he podido hablar con los niños. Menudo ajetreo. Justo anoche llegué de las jornadas de Sevilla y mañana “zumbando” para Barcelona. Vengo esperanzado tras tres días de convivencia profesional en las que las palabras “Innovación” “Colaboración” y “Funcionarios” aparecían de la mano. ¿Esas tres palabras en una misma frase?. Sí. Hay gente para todo. Y aunque pueda parecer mentira para algunos, hay gente que está trabajando por un mundo mejor desde su trabajo en una ventanilla de atención al público, en una jefatura de servicio o desde un simple puesto de técnico o administrativo. Son de esos locos que se empeñan en colocar a la persona en el centro, sean ciudadanos o compañeros de trabajo. Lo de menos es el puesto en el escalafón. Liderazgo significa ayudar a sacar lo mejor de uno mismo, lo mejor de mis iguales, lo mejor de mis jefes, y lo mejor de mi equipo. Y esta gente lo hace por encima de protocolos, de burocracias, de procesos y de normativas de todo pelaje. ¿Que si son minoría? Puede ser. Nadie dijo que la tarea fuera fácil.Escena 2:
Escena 3:También hay mucho que conversar con uno mismo. Antes quizás que con los demás. Porque podremos aportar a los demás según vayamos cultivado en nosotros. Por eso también tienen sentido otros proyectos, que ya son realidad, como el de Mindfulness. ¿Cómo queremos atender bien a la ciudadanía o enseñar bien a nuestros escolares si estamos “atacados” de los nervios, dispersos con mil historias en la cabeza, y en un bullir interior incesante? En mi anterior destino en una oficina de empleo dedicábamos 15 minutos antes de atender al público a propiciar esa conversación con uno/a mismo/a. Y los resultados fueron magníficos, tanto en la atención al ciudadano como en la cohesión del equipo. Ahora nos lo planteamos para un edificio de 14 plantas y para unos 600 funcionarios. Locuras de unos pocos empeñados en aportar granitos de arena más allá de aquello por lo que estrictamente les pagan. A fin de cuentas, hay que escuchar con atención para hablar y actuar con intención.
Mey ante una gran panorámica de Barcelona, este sábado
Escena 4:Un niño llora desconsolado a mis espaldas. No puedo dormir. El espacio entre asientos me tiene comprimido. Son las cosas de los vuelos low-cost. En un rato me revisarán mi maltrecho ojo izquierdo en la ciudad condal. Ya tocaba, la verdad. Sólo se acuerda uno de San Pedro cuando truena. Y ya hace años que no me acuerdo de San Borja, el cirujano que me salvó el ojo. Hoy volveremos a hablar con el doctor, aunque él es hombre de pocas palabras. Mey duerme a mi lado recostada sobre mi hombro. Eso sí, me tiene cogida la mano izquierda muy fuerte para que no me escape, mientras escribo con la derecha. Es curioso cómo a los dos nos da tranquilidad tenernos cogidos cuando vamos a dormir. Da igual que sea de noche en la siesta o en esta lata de sardinas volante. Ha sido una suerte que vayamos juntos a pesar de que a la empresa de turno se le haya ocurrido la brillante idea de cobrar un plus si quieres disfrutar de la compañía de tu pareja. Pero para eso estamos las personas: para conversar y ponernos de acuerdo sobre todo y por encima de todo. Una niña que se sentó junto a mí ha podido viajar junto a su madre a la que habían sentado junto a Mey. Cambio de asientos. Familia reunidas. Lo que hace el conversar…Escena 5:La revisión ocular ha ido bien. Más que bien. Se abren nuevas aventuras tras ella. Nos regañaron por habernos demorado tanto en venir. Ese ojo aún está muy tocado y habría que revisarlo anualmente. Nosotros hemos tardado casi 6 años en hacerlo. Afortunadamente la vista incluso ha mejorado. Y aunque la revisión parecía que sería corta, animados por lo aprendido en Sevilla, quisimos abrir una nueva conversación, y superar el “virgencita, virgencita, que me quede como estoy”. ¿Tras dos operaciones gravísimas y meses de terapia visual tendría sentido plantearse atacar el estrabismo y quizás ver en 3D algún día? Tocando el ojo bueno desde luego que no, nos dijeron. Sería una locura, aunque posible. Pero sería totalmente factible con el ojo tocado. Porque la musculatura está bien a pesar de las intervenciones en vítreo, retina y cristalino. Y sobre todo porque sólo en dos ocasiones han conocido a alguien capaz de crear y suprimir a voluntad con su cerebro la segunda imagen de un estrabismo. Mucho por hablar y por decidir. Lo que una simple pregunta puede suponer cuando se ahuyentan los miedos o los prejuicios…
Escena 7:
Escena 8:
Escena 9:Hacía quizás años que no asistíamos a un espectáculo en parejita. La escapada barcelonesa era una oportunidad de oro. Y dado nuestro dominio del catalán y la oferta de la cartelera, la mejor opción que vimos fue un espectáculo de danza contemporánea. No lo esperábamos, pero nos conmovió profundamente. Trataba sobre la mujer y sobre la igualdad de géneros. Es increíble cómo cinco personas sobre un escenario vacío pueden llegar a estremecer tanto, y en tan poco tiempo sobre los estereotipos, la violencia y la discriminación de tantas mujeres en todo el mundo. Y todo ello tan sólo con el movimiento de sus cuerpos en conjunción e interrelación. Muchísimo sobre lo que conversar, también en esta materia.
Escena 10:
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