eSalud: Tecnología versus Humanismo

Por Smartherapy @InfoSmartherapy

En la Cultura Occidental existe una gran dicotomía que se manifiesta, prácticamente, en todos los aspectos de la vida. En la política: conservadores / progresistas; en la religión: ateos /creyentes; en la medicina: científica /natural...

Esta cuestión, que en el fondo es filosófica, ha nacido y crecido con el Ser Humano y la formación de los grupos sociales. Es probablemente la Cultura Oriental la que mejor ha sabido resolver esa dicotomía, quizá gracias a su pragmatismo, sensatez, observación o simplemente necesidad de supervivencia.

El Símbolo por antonomasia que lo representa y es reconocido en todo el planeta es el del Yin y el Yang, como la totalidad representada en ese círculo.

El Yin y el yang, conformado por dos elementos que se interconexionan y, a la vez, existen uno dentro del otro y, al mismo tiempo, se trasmutan... Es la vida, o mejor aún, la existencia entendida como un continuum sin principio ni final, aunque las apariencias percibidas por los sentidos no parezcan indicarlo así.
Pretender obviar el cambio social de pensamiento y de comportamiento que han generado los cambios tecnológicos, sería esconder la cabeza debajo del ala para evitarnos los miedos que al ser humano le generan los grandes procesos de cambio.

En la Salud, sobretodo en occidente, cada vez más los pacientes reclaman y exigen al médico el apoyo de la tecnología como verificación de las impresiones obtenidas en la historia clínica o exploraciones practicadas. Tanto es así, que las pruebas de imagen, por ejemplo, superan con creces los datos proporcionados por la exploración médica, y por ello no es de extrañar que el ser humano, ante la duda que le plantea la pérdida de la salud, desee el máximo conocimiento, y a ser posible que sea objetivo, de aquello que le sucede.

También la profesión médica puede verse influenciada por este cambio y observamos ya en la Facultades de Medicina cómo los estudiantes desean, cada vez más, especializarse en disciplinas relacionadas más con los aspectos exclusivamente técnicos en los que la visión objetiva de los diagnósticos y tratamientos les da una seguridad, más difícil de obtener en la clínica clásica, más centrada en el conocimiento, la experiencia, la intuición y el "ojo clínico" del profesional.

¡Yin/Yang!, ambas conviven, están, se interrelacionan y nutren. Unas veces unas ocupan más espacio que otras, pero eso va cambiando con el mismo proceso de desarrollo y evolución de la enfermedad, bien sea en su mejoría o empeoramiento.

Con Thomas Sydenham (mediados del siglo XVII), comienza la medicina tal como la entendemos hoy. La concepción hipocrática de la enfermedad sufre un cambio radical. Desaparecen las ideas mágicas, los mitos y la aceptación de las enfermedades como castigo de los dioses o mezclas de humores.

Para Sydenham las enfermedades son especies naturales: un proceso que se repite unívocamente en un gran número de enfermos que tiene síntomas específicos y puede ser identificado y clasificado como cualquier otro hecho de la naturaleza. El método para identificarlas es el inductivo. Con Sydenham, el método clínico tal y como lo conocemos comienza su andadura.

A comienzos del siglo XX, la integración de las mentalidades anatomoclínica, fisiopatológica y etiológica condujo a la ampliación y mejor caracterización de las entidades nosológicas. Este modelo, basado en el aprendizaje a la cabecera del enfermo y el reconocimiento de las distintas entidades nosológicas, facilitó el posterior desarrollo de una atención médica racional y bien protocolizada, dejando huellas muy profundas como la clasificación de las enfermedades por órganos, etiología, edad y sexo y marcando la organización de los hospitales, la división en departamentos y la misma enseñanza de la medicina.

Hoy nos encontramos vislumbrando la realidad de un nuevo paradigma en el que la tecnología de la información es capaz de asociar y agrupar los datos y la información para acceder a la realidad con otro tipo de parcelaciones, donde las entidades nosológicas van a difuminar sus límites y donde los equipos multidisciplinares en los que los médicos son sólo una parte, van a aportar elementos de diagnóstico y tratamiento muy alejados de los conceptos que estamos acostumbrados a ver.

Quizá lo que hoy es una entidad nosológica, una enfermedad, acabe convirtiéndose en un desequilibrio inestable y traducible a algoritmos matemáticos, casi como en su momento imaginaron Pitágoras y la Escuela de los Pitagóricos. A la vez, esos algoritmos puedan buscar el estado de equilibrio del organismo (salud) con las "informaciones " sobretodo provenientes de la física y aplicables a través de las nuevas tecnologías que llevamos en nuestro bolsillo.

Si algo ha cambiado la Tecnología de la Información es la rotura de dos de las grandes cadenas que atan al ser humano y su actividad: el espacio y el tiempo. Así los elementos diagnósticos y terapeúticos podrán ser utilizados y adaptados cada vez más a la individualidad y circunstancias de cada cual.

La Tecnología no explica todo. El Humanismo tampoco.

De una y otra manera nos intentamos acercar a una realidad escurridiza, a la comprensión de la "verdad" y, como un pez entre las manos, cada vez que lo queremos asir más fuerte, más fácilmente se nos escapa.
De ello se puede intuir el nacimiento de nuevas profesiones que van a recomponer el mundo de las Especialidades Médicas. El desarrollo de la tecnología probablemente genere un Médico Tecnólogo con habilidades adquiridas en el modelo de la tecnología de la información, con la capacidad de generar, interpretar y modificar algoritmos de diagnostico y tratamiento que objetiven y faciliten las tareas, siempre con una base de conceptos biológicos y el conocimiento de cómo estos evolucionan en el tiempo.

De otra parte el Ser Humano necesita también el apoyo y la ayuda en esa parte no tangible de la vida, es en esa parte especial casi mágica de la existencia, en la que él se hace las grandes preguntas sobre su propia existencia. Si bien es cierto que las moléculas explican sensaciones y que hasta éstas se comienzan a poder "ver" y objetivar, siempre hay una pregunta más y es ahí donde el Médico Humanista, con más formación en las ramas relacionadas con la psicología, encontraría su lugar. ¡Nada excluyente! : Yin / Yang, en cada tiempo. Más o menos predominio de una y otra según las propias necesidades de ese desequilibrio llamado enfermedad.

Todo ha cambiado a nuestro alrededor. No querer verlo es estar ciego o mirar hacia otro lado retrasando el desarrollo necesario para el bien de todos los seres que sufren y enferman.

Sobre todo los médicos estamos obligados a actualizarnos en estas nuevas herramientas, perderles el miedo, facilitarlas a los enfermos si pueden ayudarles en el proceso de su enfermedad (para eso primero debemos conocer bien esas herramientas) y estar abiertos a tantos cambios como están por aparecer en nuestra práctica clínica diaria.

El doctor