Esas preguntas incómodas que toda emprendedora escucha alguna vez

Por Celia Espada García @ElPerrodePapel


Hoy quiero hablarte de esas preguntas incómodas que escuchamos cuándo decidimos emprender. Sí, esas que te hacen sentir fatal, sobre todo si provienen de tu círculo más cercano, esas personas a las que quieres, te quieren y te importan de verdad. Y no lo hacen con mala intención... al menos no siempre. Pero sentirte incomprendida y no tener su apoyo, hace que el camino sea aún más complicado ¿verdad?
Quiero que entiendas que todas pasamos por eso, o al menos la gran mayoría. Hemos crecido en un mundo dónde la figura del autónomo es la de un ser sacrificado, sin vacaciones ni derecho a ponerse enfermo. Nada que ver con lo que deseamos muchas de nosotras: tener libertad horaria para adaptar nuestro ritmo al de nuestra familia.
Y ese cambio de matiz es el que causa, casi siempre, esta serie de malentendidos que minan nuestra autoestima y nos hacen dudar de nosotras mismas, de nuestras capacidades, habilidades y de si nuestra idea es factible... o está condenada a ser un hobbie caro que nunca llegará a más, porque nosotras no tenemos superpoderes, como muchos se empeñan en recordarnos.
Como siempre que quiero compartir contigo datos reales, lancé la pregunta al grupo de facebook de EmprendeLove, mi maravillosa comunidad de emprendedoras soñadoras. Y lo cierto es que las respuestas no fueron una sorpresa... Porque es la realidad que vivimos durante los primeros meses, cuándo nuestro sueño todavía no nos da dinero o no nos permite dejar nuestro trabajo estable.
¿Empezamos?



Pero... eso no es un trabajo de verdad, te pasas el día delante del ordenador en facebook

¡Tachán! Queridos Community Managers, que sepáis que para la mayor parte de los mortales, vuestro trabajo es de mentira. Vamos, que te levantas por la mañana, te haces un café y pasas las horas en pijama rascándote la tripa cotilleando el muro de tus contactos. ¡Y te pagan por ello!
Y dónde digo Community Manager, puedo decir: diseñador, programador, coach,... Y cualquier emprendedor online que trabaje en casa delante de un ordenador la mayor parte de su jornada laboral. Muy motivador ¿verdad?
Pues sí. Parece que trabajar online no es trabajar. A pesar de que cumplas tus 8 horas o las que necesites para sacar el trabajo diario. Un trabajo de verdad es uno de esos que te pasas una hora en un atasco, llegas por los pelos, te pasas la mañana gruñendo de un lado para otro y llegas a casa agotada y con dolor de cabeza.
Se valora muy poco el tiempo y la creencia de que en internet todo es gratis porque ya pagas la cuota de conexión está muy extendida y hace mucho daño. Yo trabajo online y puedo asegurar que en mi negocio me esfuerzo el doble e incluso el triple que cuándo trabajaba para terceros. Y que sea online no quiere decir que no exista o no tenga  un valor.
Ah ¡que bien! Suena divertido eso que haces desde casa pero ¿cuándo dices que te incorporas a la oficina? Porque de eso ya sabes que no se puede vivir ¿no?

¡Pues mañana mismo, oiga! Que me gusta a mí una barbaridad trabajar 14 horas al día e ir por la vida como pollo sin cabeza. Que manía tiene la gente con insistir en que vuelvas al redil, al sistema establecido, a ser un número más y no destacar... porque si destacas demasiado, malo.
En mi oficina me decían literalmente: no te pagan por pensar, te pagan por trabajar. De lo más motivador e inspirador ¿verdad? Vamos, que estoy deseando que mi proyecto online caiga en picado para hacer caso a todas esas personas que me preguntaron si esto de irme era temporal o para siempre...
Y es que cuándo te sientes agusto dentro del sistema, aunque te estén explotando, tu sueldo sea una miseria comparado con las horas que le echas y no te sientas lo valorada que debieras por el trabajo que realizas... cualquier persona que intente escapar, te parece una temeraria que valora muy poco su estabilidad económica y social.
Si eres feliz con tu trabajo como asalariada ¡estupendo! vive y deja vivir, respeta las decisiones de los demás y no les cortes las alas. Hay formas y formas de decir lo mismo, desde el positivismo y la empatía. No hace falta hundir a nadie ni poner de relieve sus incapacidades para cumplir su sueño.
¿No es más sencillo tratar de facilitarte el camino? ¿Ayudarle, acompañarle, motivarle? Y si se equivoca... estar a su lado para acompañarle, no para recordarle que tú ya le avisaste... No entiendo porqué nos molesta tanto que otros luchen por cumplir sus sueños, por ser más libres, sentirse más realizados... que siempre tenemos que sacar punta a la situación y soltar el comentario molesto de turno.

Dicen que quién se empeña en hundir los sueños de los demás, es porque ha sido incapaz de superar sus propias frustraciones. Que quién no ha podido alcanzar sus objetivos se consuela pensando que no es que no se haya esforzado lo suficiente, sino que conseguirlo es algo inalcanzable para la gran mayoría.
Y no lo hace con mala intención... o no siempre. Tu madre o tu marido no creo que quieran amargarte la existencia y hacerte sentir una inútil... Lo hacen porque te quieren, porque se preocupan por ti, por tu futuro, tu seguridad y estabilidad. Y en esta sociedad, no hay nada más estable y seguro que un sueldo fijo a fin de mes... Aunque no te llegue ni para pagar el seguro del coche ¿verdad?
La sociedad está cambiando, los empleos están cambiando. Ya no hay contrato seguro, nada está garantizado. Hoy puedes ir feliz a tu despacho y volver a casa con el finiquito con una facilidad pasmosa. Lo sé porque en mi entorno ha pasado. Es real. Pero claro, esa realidad no es la que te cuentan... puede que porque todavía no se ha asimilado.
¿Sabes qué es lo único seguro para mí en estos temas? Que lo que de verdad no vas a conseguir es algo que no intentas. Y que si no te esfuerzas al máximo por cumplir un sueño, vivirás toda tu vida con la dichosa duda de... ¿Y qué hubiera pasado si...? Porque emprender y trabajar por cuenta ajena no es incompatible... al menos al principio, cuándo empiezas a montar tu sistema.
Ah vale, genial, osea que en eso pasas las horas pero... ¿y qué tiene que ver con lo que has estudiado? ¿No es mejor que eches currículums y busques algo de lo tuyo?

Sí, claro, mañana mismo empiezo. He estudiado Filología, mi obligación es ser maestra. ¿Qué digo maestra? Ya que me pongo, voy a ser catedrática. Porque la carrera solo sirve para eso, no para aprender, formarte y crecer, sino para encontrar un trabajo para toda la vida. Y si durante ese tiempo descubro que me apasiona otra cosa, pues me aguanto... Haberlo pensado con 18 años.
Suena idílico ¿verdad? Toooooda tu vida haciendo lo mismo... Que si es lo que quieres y lo que te apasiona ¡es fantástico! Ojo, que en todo momento estoy hablando de frases que escuchamos esas personas que SÍ QUEREMOS EMPRENDER. Si tú tienes un blog solo para pasar el rato, te encanta tu trabajo y no piensas dejarlo nunca ¡enhorabuena! Pero leer esta entrada te servirá de poco...
Odio todo lo estático. No puedo con ello. Siempre he sido muy inquieta y me ha gustado pintar, escribir, la repostería, el diseño gráfico, la formación... A lo largo de mi vida he sido muchas cosas, he trabajado para desarrollar diferentes habilidades y estoy segura de que todavía me quedan muchas por descubrir y trabajar.
¡Que aburrido ser administrativa toda la vida! Al menos para alguien como yo... enamorada de la evolución y la capacidad de cambiar, crecer y superarse cada día. ¿Cómo iba a superarme yo en un trabajo dónde pensar estaba mal visto? No fueses a salirte del tiesto...
Imagina que con 18 años tuvieses que planificar el resto de tu vida sin variables: lugar para vivir, pareja, hijos, trabajo,... ¡todo! Con 18 años, recién salida de la adolescencia, cuándo lo único que quieres es empezar a diseñar tu vida... ¡y que te sorprenda lo que está por venir! Pues sí. Todavía muchas personas piensan que lo que elijes a los 18 años, es para toda la vida. Por ley. Porque sí. Porque es lo normal.
Y si estudias administración de empresas y terminas montando una tienda online de productos artesanales... es porque no eres constante con tu trabajo, eres una irresponsable que no piensa en la estabilidad de los suyos o una egoísta con pájaros en la cabeza que un día quiere una cosa y otro, pues otra...
No puede ser que de repente descubras cuál es tu verdadera pasión y sientas que eso es a lo que quieres dedicar el resto de tus días (o los que queden hasta que descubras otra nueva que te haga sentir igual de feliz y motivada). Eso no, que es demasiado moderno y no encaja en nuestro sistema educativo...

Pero... ¿estás segura? Mira que ya tienes una edad, hijos, cierta estabilidad... ¿lo vas arriesgar todo por un capricho?

Ojos como platos. Atónita. ¿Tan poco me conoces que crees que he perdido la cabeza? Claro. No tienes ni idea de las noches que he pasado haciendo números, haciendo un seguimiento intensivo de la evolución de mi negocio online, comprobando que de verdad funciona y sacando tiempo de debajo de las piedras para hacerlo crecer...
Te piensas que me he levantado hoy, he visto un blog en internet, me ha llamado la atención y he llamado a mi jefe para decirle que la próxima vez que vaya por allí, será a recoger mi finiquito. ¿A que sí? Porque estoy pirada. No pienso en la hipoteca, las facturas, la guardería... ¡en nada! Yo es que soy así, me va el riesgo y las emociones fuertes...
Viniendo de desconocidos o gente que no te trata mucho, lo entiendo. Pero este comentario procedente de familiares cercanos y amigos íntimos... de verdad que todavía no he llegado a comprenderlo. A no ser que tengan razón y seas una viva la vida que lleva dando tumbos desde la adolescencia...
Pero aún así, llamar capricho a una decisión tan importante... Duele. Y mucho. Sobre todo en ese momento en el que estás empezando y sientes que necesitas apoyo, un pequeño empujoncito y una palmadita en el hombro para seguir adelante. Una patada en la boca no ayuda mucho ¿verdad?
Con la edad nos volvemos más razonables, más serios, más estables. Yo tardé más de 2 años en dejar mi oficina. Cuándo, después de un intenso análisis, descubrí que con lo que ganaba con el blog, tenía de sobra para mantener e incluso mejorar mi estilo de vida.
¿Qué se supone que tenía que hacer en ese momento? ¿Abandonar mi negocio online porque no era un trabajo de verdad y malvivir con 600€ al mes en un trabajo de los de toda la vida? Pues lo siento, maja, pero no. Y de capricho nada, que me ha costado sudor y lágrimas sacarlo adelante. No lo hice de un día para otro, no estoy loca.

Y tú ¿de dónde sacas ahora el tiempo? Con un bebé... ¿no sería mejor pedir reducción de jornada en la oficina y aprovechar ese tiempo para estar con él?

A ver, alma de cántaro. Piensa un segundo: ¿para qué quiero dejar la oficina? Para trabajar en casa. Hasta ahí vamos bien... Seguimos. ¿Y por qué quiero trabajar en casa y no debajo de un puente junto al agua fresquita? Pues no sé... ¿por pereza?
Sí, es que soy muy vaga. Pienso pasarme toda la mañana durmiendo y las tardes con mi hijo tirada en el sofá. Porque dejo la oficina por un trabajo de mentira que se hace desde casa y como es de mentira, no pienso mover un dedo. Absolutamente nada.
Es que hay ciertas preguntas que no hay por dónde cogerlas. Pedir reducción de jornada para estar más tiempo en casa con el niño. Pero... si dejo la oficina y estoy trabajando desde casa ¿no crees que estaré mucho más tiempo con él? Prefiero mil veces hacer un descanso y darle un achuchón al enano que tomar un café aguado de la cafetería...
Si pido reducción de jornada, tengo que irme igual que si no la pido. Y yo lo que quiero es quedarme, trabajar en esto que me apasiona y tener las tardes libres. Poder marcar mis propios horarios y si una mañana el nene se pone malo, poder llevarlo tranquilamente al pediatra y quedarme con él en casa. Cumplir con mi papel de madre sin miedo a represalias.
¿De verdad es tan difícil de entender? Pues parece que sí...


Con el tiempo, cuándo ven que tu negocio empieza a funcionar, el sistema es estable y tienes una fuente de ingresos periódica, algunos cambian de parecer. Pero no todos. Y no tienes que dejar que su actitud te afecte porque la única dueña de tu vida eres tú.
Cuándo ganas dinero, ven que eres feliz y que encima tus horarios son más adaptables que los suyos, algunos incluso llegan a preguntarte qué cómo lo has hecho. Y piensas: pues con tu ayuda no, maja... Pero te callas. Porque sabes que esos comentarios, duelen.
Aprendes a escuchar, analizar, aprender, quedarte con lo que te beneficia y seguir adelante. Tú sola contra el mundo. Luchando por un sueño que nadie más parece entender. Incluso llegas a dudar de tus capacidades, de tus habilidades, de llegar a conseguirlo algún día... Pero ten por seguro que cuándo de verdad no lo vas a lograr, es si no sales ahí fuera y lo intentas.
Poco a poco parece que la gente empieza a entender, sobre todo las nuevas generaciones, aquellos que han nacido casi con el móvil en la mano. Entienden el gran potencial que hay en internet y las grandes posibilidades que ofrece. Y es que si trabajas online, tu cliente es el mundo entero. Dónde va a parar si lo comparas con la panadería de la esquina ¿verdad?
Por supuesto, no es fácil ni rápido, a no ser que tengas un gran padrino que te avale y promocione dentro de su círculo. Si empiezas de cero vas a tener que invertir una cantidad ingente de tiempo y recursos, además de esforzarte al máximo, hasta límites que nunca antes habías llegado. Pero es lo que hay, cambiar tu vida no es fácil. Imagínate mejorarla y ser dueña consciente de ella.

Pero si otras lo hemos conseguido... ¿por qué tú no ibas a lograrlo? ¿Quién decide sobre tu destino? ¿Tú o tu compañera de trabajo? Sí, esa que no para de quejarse todo el día en al oficina, pero cuándo le hablas de tus sueños, te dice que cómo vas a dejar un empleo seguro por un proyecto de sueño y encima online. Sí, esa que no se entiende ni ella, no sabe lo que quiere en la vida y se resigna a seguir siempre así...
No permitas que las personas que te rodean paguen sus frustraciones, inseguridades y fracasos contigo. Escúchales, analiza sus consejos, toma lo que te sea útil para avanzar e ignora aquello que te corte las alas y dañe tus ilusiones y aspiraciones. Estamos en esta vida para ser felices, disfrutarla y aprovechar al máximo cada día. Lucha por tu felicidad, nadie va a hacerlo por ti. Sobre todo si no se atreven a hacerlo por la suya.
Transforma los miedos que te transmitan los demás en tus aliados, haz que trabajen para ti, úsalos para potenciar tus fortalezas y reducir tus debilidades. Por eso es tan importante escuchar, aunque sean comentarios negativos, porque puedes aprender qué imagen es la que proyectas en los demás y trabajar para mejorarla y demostrar lo que eres capaz de hacer si te lo propones.
Y es que las grandes cosas de la vida, son siempre un gran reto ¿verdad? Cada decisión importante, supone un pequeño o gran sacrificio cuándo se lleva a cabo. Emprender y decidir sobre cada aspecto de tu vida no iba a ser diferente. Es arriesgado, puede salir mal, puedes sentirte sola, perdida, incomprendida... Pero para eso existen las comunidades de emprendedoras, para compartir sueños, apoyarnos y crecer juntas.
Rodéate de personas positivas, que te hagan sentir realizada y enriquecida. Lamentablemente no podemos eliminar de nuestra vida a todas las personas que nos hacen la zancadilla, pero si tratar de que sus opiniones y comentarios negativos nos afecten lo menos posible. Asume que, en el fondo, no lo hacen para hundirte, sino porque esa es su realidad y se preocupan por ti.
Y al final, cuándo tengas que decidir de una vez qué haces con tu vida, repasa tus notas, tus cuentas, tus análisis... y decide. Decide pensando en ti, en tus sueños, en lo que de verdad deseas para ti y para tu familia. Porque solo tú sabes lo que es mejor para ti y si tú eres feliz, el resto también lo será.

Y ahora te toca a ti. Cuéntame ¿Cuál ha sido la pregunta más incómoda referente a tu deseo de emprender que has tenido que escuchar? ¿Has trabajado con ella para descubrir la raíz? ¿La has superado o todavía la escuchas cuándo te sientes paralizada al tomar decisiones importantes?


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