Toda esa tristeza de otoño, que sólo Pedro García Cuartango es capaz de transmitir.
No se la pierda, desocupado lector.
Esos pueblos de Castilla que mueren cada año cuando llega el otoño. Ese olor leña crepitando en la lumbre. Esa bolsa de agua caliente. Ese vaho. Esas sábanas héladas. Esos ocres. Esa sabiduría rural. Ese placer de disfrutar de un día de campo...