Revista Humor

Escapada a Córdoba: Medina Azahara, Alcázar, Leyendas de la Judería

Por Déborah F. Muñoz @DeborahFMu

Después de la visita a la Mezquita tenía un tour contratado a Medina Azahara, una ciudad palatina que mandó edificar el primer califa de Córdoba, Abderramán III, y de la que solo se ha excavado un 12%.
Primero hay que coger un bus que te lleva hasta el Centro de Interpretación, luego, el que va solo tiene que entrar en el centro antes de coger el bus lanzadera que lleva al complejo arqueológico, pero nosotros, que íbamos con guía, fuimos a este directamente.
Allí, nos hablaron de la historia de Medina Azahara (que a pesar de su esplendor no fue habitada ni un siglo) y paseamos por todos los lugares accesibles del yacimiento, como las dependencias del servicio y las de los soldados, la casa de Yafar y del heredero, las caballerizas... etcétera. Creo que en un sitio como este es imprescindible contratar con un guía, porque aprendes más sobre lo que estás viendo y su importancia en la historia, además, ayuda a despertar la imaginación. De otra forma, o tienes mucha, o solo ves piedras y alguna que otra construcción que más o menos se intuye lo que es.
Después de recorrer todo lo que se podía visitar, volvimos a coger el autobús lanzadera de vuelta al Centro de Interpretación donde vimos una pequeña exposición arqueológica y un vídeo que recreaba en 3D la parte excavada. Este acabó justo a tiempo para coger el bus que llevaba de Medina Azahara a Córdoba.

De vuelta a Córdoba, ya era la hora de comer, así que tome cualquier cosa y me fui directa al Alcázar. La entrada es bastante asequible y puedes echar unas cuantas horas, así que lo recomiendo.
Lo primero que hice fue subir a la torre (las vistas están bien, aunque tampoco es para tanto, y las escaleras son muy altas, así que, si tienes problemas de movilidad, ni te molestes) y ver la exposición de mosaicos, que está en una especie de sala de reuniones. También hay unos baños turcos, al parecer, según me dijo uno de los guías, parecidos a otros que hay de pago, con lo que te ahorras esa visita.
Después, paseé un largo rato por los jardines haciéndome amiga de un gato cariñoso que no paraba de perseguirme para que le diera mimos. Los jardines del Alcázar son preciosos, con distintos espacios y, como hacía buen tiempo, era una gozada estar por allí. Pero bueno, por resumir: es una visita que merece mucho la pena.

Después de la visita al Alcázar me fui al hotel para lavarme los dientes y descansar un poco antes del primer free tour de la tarde, Leyendas de la Judería. El tour estaba bastante bien y el chico era majo, pero no dijo demasiadas cosas más allá de lo que ya habíamos visto en el Tour del día anterior con lo mejor de Córdoba. Esperaba más leyendas y menos historia, más que nada porque la historia ya la tenía controlada. Por eso, no acabe el tour y salí de él como un cuarto de hora antes de que acabara; el tour de leyendas y misterios de Córdoba me lo habían retrasado a ese día y, aunque no había prometido que pudiera estar, decidí darle la oportunidad. Fue una buena decisión, como comentaré en la próxima entrada del viaje.

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