Uno de los viajes que más nos sorprendió fue Gijón, decidimos ir gracias a una oferta que vimos para Gijón en el buscador de hoteles Venere, no siendo una ciudad muy monumental esperábamos disfrutar de unos días simplemente tomando sidras o comiendo su magnífico marisco, lejos de lo que se podría pensar Gijón tiene muchos sitios que ver.
Empezamos nuestro viaje, como no por el puerto deportivo, aquí está la oficina de turismo, aunque también nos remitieron a la página de turismo de Gijón, donde podéis encontrar otras sugerencias. Tras coger nuestro mapa de rigor, aprovechamos las típicas tiendas de recuerdos que había enfrente del puerto, para engordar nuestra estantería de recuerdos de nuestros viajes.
Una vez con el mapa, nuestra primera parada fue el Palacio de Revillagigedo, que marca el comienzo del barrio de Cimadevilla, barrio histórico y de pescadores, cuya visita es imprescindible. El palacio actualmente es un Centro Cultural de Cajastur, en el que se realizan exposiciones temporales de arte, también forma parte del Centro cultural, el edificio anexo que es la antigua Colegiata de San Juan Bautista,
Esta capilla, con rango de Colegiata, del siglo XVIII destaca por su torre cuadrangular de tres niveles, así como su portada barroca lateral.
Desde aquí ascendimos por el Parque del Cerro de Santa Catalina, este parque se encuentra en la zona alta del barrio de Cimadevilla. Desde aquí hay unas espectaculares vistas de toda la ciudad, así como del mar. Está considerado un museo al aire libre, donde la escultura más emblemática es la de Chillida, “El elogio del horizonte”.
Este monumento muy criticado en sus principios, sin duda se ha convertido en uno de los símbolos de Gijón. Según pudimos comprobar, al situarse en su interior podemos escuchar el sonido amplificado del mar rompiendo contra las rocas.
Dentro del parque también podemos ver los restos de los muros, túneles y bunkers y la llamada Batería de Santa Catalina, ya que en su momento esta zona fue un complejo militar.
Terminada nuestra visita al parque, nos dirigimos a otras de las iglesias importantes, la iglesia de San Pedro Apóstol. Esta antigua parroquia, reconstruida tras la Guerra Civil, destaca por su torre y atrio que resaltan sobre el extremo occidental de la playa de San Lorenzo, siendo una de las imágenes más recurrentes de las postales de la ciudad.
Justo antes de la entrada a la iglesia nos topamos con el Museo de las Termas Romanas, soterrado bajo la plaza ajardinada que hay frente a la iglesia. En este museo se muestran los restos de unas termas públicas de la época romana, además de unos murales, un sarcófago medieval, fragmentos de muralla, y objetos cerámicos. No siendo uno de los mejor conservados, ya que en Roma pudimos ver uno mucho mejor, podemos hacernos una idea de cómo eran estas construcciones, así que si no estamos por la labor de ir a Roma, podemos pasar a ver estas.
Después de recorrer el barrio de Cimadevilla, decidimos parar a refrescarnos, disfrutando de una magnifica botella de sidra, la zona adecuada para esta labor, es detrás del Palacio de Revillagigedo, donde también se encuentran la plaza Mayor y la casa Casa Natal de Jovellanos, siguiente punto en nuestra visita.
Tras comer un gran Cachopo en uno de los restaurantes junto al Puerto, y unos fresquísimos y enormes mejillones, decidimos volver a la habitación para descansar.
Por la tarde nos acercamos a uno de los puntos obligados, pero que requiere coger el autobús. La Universidad Laboral de Gijón, construida entre 1946 y 1956 a 3 km de la ciudad, es el edificio más grande de España, más todavía que El Escorial. Cuyo fin era formar a los hijos de los mineros que habían quedado huérfanos.
Actualmente es la sede de Laboral Ciudad de la Cultura, espacio donde se concentran distintas instituciones culturales: Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales, la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias y el Conservatorio de Música.
Junto a este gran complejo cultural, también se sitúa el Jardín Botánico Atlántico. Único Jardín Botánico del noroeste de la Península, expone una gran cantidad de colecciones de plantas, pero cuyo mayor aliciente es el Jardín histórico de La Isla, donde el agua es el protagonista, en forma de estanques, cascadas, géiseres y pirámides invertidas.
Nos dejamos muchos más sitios en el tintero, pero el viaje tocaba a su fin, así que eso será para la próxima vez.
Para más información visite nuestra web para saber que ver en Gijón
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