Septiembre es un estupendo mes para realizar excursiones familiares durante los fines de semana. El tiempo acompaña (ya no hay olas de calor) y las escapadas a otros lugares rodeados de naturaleza suponen un respiro en el regreso al trabajo y al colegio. Oña es una preciosa y pequeña villa al norte de Burgos, sobre un meandro del río Oca. Si os proponemos un plan de fin de semana es porque si vivís en Madrid, la distancia hasta este pueblo de origen medieval y bellas rutas de senderismo es de 316 kilómetros y hay mucho que ver para pasar en él solo un día. Si vivís en Bilbao, la cosa cambia; está a 130 kilómetros de la capital vizcaína, y a 73 kilómetros de Burgos.
Primer paso: recorrido por el pueblo y El Jardín Secreto
El municipio conserva parte de sus murallas, pero, después de acudir a su Plaza Mayor, donde podéis tomar un café o un refresco, vuestros pasos se pueden encaminar a su joya, el Real Monasterio de Oña y su Iglesia de San Salvador. Su origen es medieval, pero cuenta con elementos góticos, barrocos y románicos. Es de gran belleza y en él se encuentra el Panteón de los primeros monarcas de Castilla y de los condes de Castilla y también un valorado órgano barroco rehabilitado en los últimos años (en verano se realizan algunos conciertos).
Después de ver su bonito claustro y como vais con niños, a ellos y a vosotros os gustará recorrer la zona exterior, bautizada como El Jardín Secreto. En él hoy se exponen obras de arte contemporáneo -la mayoría de escultores y artistas de Castilla y León-, pero fue la huerta de los monjes, piscifactoría de truchas -hoy reconvertida en estanques con un arroyo canalizado- y zona arbolada de descanso de los religiosos y de los pacientes de un sanatorio mental anexo al monasterio. Desde allí parten varias rutas de senderismo (más abajo os recomendamos una de ellas).
Junto al Jardín Secreto, de visita libre, se encuentra la Casa del Parque, una antigua lechería rehabilitada, que actualmente funciona como sala de exposiciones y Centro de Interpretación de la Naturaleza. Allí os darán buena cuenta de las rutas que podéis realizar.
Segundo paso: lugares destacados de la villa
La Iglesia de San Juan es la parroquia del municipio. Junto a ella hay un arco que da paso al Barrio de la Judería.
En la Plaza del Ayuntamiento, en la Torre de san Juan, de estilo gótico y que fue campanario de la iglesia, se encuentra el Museo de la Resina, industria de la que vivió Oña hasta mediados del siglo XX. El museo -abierto de martes a domingos, de 10:30 a 18:45- cuenta con cuatro plantas. La de entrada os llevará al origen, al medio natural, en la segunda se concreta el proceso de extracción y hay parte de un tronco de pino resinado y algunas piezas realizadas con resina, en la tercera planta ya os explicarán sus aplicaciones. La cuarta planta es un mirador con bellas vistas.
Tercer paso: sendero y Vías Verdes
El desfiladero del río Oca propone una de las rutas de senderismo más atractivas y con accesibilidad para todos los miembros de la familia. Se trata de un circuito en línea de 3 kilómetros, que discurre paralelo al río. A solo 300 metros del inicio está la zona de Socastillos, en la que, bien aprovisionados de viandas, podréis sentaros a sus mesas junto al manantial y cargaros de ánimo para continuar. Tres puentes cruzan el río y quizás el último es el de mayor interés por sus vistas. Unos metros más adelante se puede retomar el regreso a Oña.
Otro atractivo del lugar para los más andarines y disfrutones es el de la Vía Verde Santander-Mediterráneo, los antiguos carriles ferroviarios que pasan por la zona. Se trata de un recorrido -todavía en obras de rehabilitación entre Trespaderne y Oña-, que se puede realizar senderismo (también en bici) en dos direcciones ya finalizadas para llegar a los bellos miradores de la zona.
En el momento en el que se den por concluidos los trabajos, el tramo de la vía que discurre entre Oña y Trespaderne será uno de los más atractivos de los 105 kilómetros que separarán Quintanilla Vivar de Ciudad Dosante, atravesando las comarcas de las Merindades, la Bureba y el Valle del Río Ubierna. Un tramo que discurre a través de los desfiladeros del río Oca y la Horadada y que presenta algunas de las mayores labores de ingeniería de la línea. De los quince túneles aquí nos encontramos con seis: la Rasa (69 metros), los Llanos (84 metros), la Blanca (192 metros), Valdemí (46 metros), la Horadada (282 metros) y Valdecastro (66 metros). Dos puentes metálicos, el de la Blanca sobre el río Oca y el de Trespaderne sobre el Ebro, este con 61'6 metros de luz entre apoyos. En la Casa del Parque os informarán.
El Ayuntamiento de la villa trabaja, por otro lado, en la conclusión de la zona recreativa con columpios, juegos y fuente, de la que ya se puede disfrutar, a la que se quiere añadir el recinto de la antigua bolera para reconvertirlo en zona de ocio y ampliar la ya existente.
Cuarto paso: buenos pinchos, comida y alojamiento
En la calle Barruso, 1 está el Bar Restaurante El Deportivo (abierto todos los días de 10:00 a 24:00). Si queréis picotear, pero quedaros más que satisfechos es todo un referente en los pinchos; están buenísimos. Si optáis por una comida más formal y con algún toque diferente en las propuestas con los productos de la zona (morcilla, cordero, carne de caza...) el Hostal Restaurante La Muralla (calle Ronda, 69, teléfono: 947 30 04 49) es un lugar acogedor, con buena carta y servicio. El alojamiento en el hostal también es recomendable. Como lo es el de la Casa Rural Oña Camino Condal, en el centro del pueblo (Plaza Padre Cereceda, 6, teléfono: 947 30 00 14), con muy buenas opiniones desde que abrió sus puertas hace diez años. Una escapada muy, muy interesante. No le deis vueltas y emprendedla.