Escapada veraniega

Por Martineznotte Alejandro Martínez Notte @martineznotte

La calle 11 del Casco Histórico

Aparentemente y así dicho no tiene ningún atractivo: “la calle 11″, pero si decimos que es una de las más completas, la cosa cambia. En esta calle es donde se encuentra la casa de la moneda, que utilizando la ésta como hilo conductor, hace un repaso a la historia de Colombia desde la llegada de los españoles. Dentro del mismo recinto nos encontramos con el museo Botero, con obras del susodicho pero también de otros artistas como Miró o Picasso. Y para rematar, estos dos museos conectan con el Museo de Arte del Banco de la República. Todo esto en uno y ¡gratis! Para reposar tanta información, se pueden tomar fuerzas en “La puerta de atrás” lugar emblemático de comidas en Bogotá conocido por servir el auténtico y genuino chocolate caliente con queso. Pero si lo que se prefiere es conectarse a internet, leer el libro que llevas en la maleta y saborear un buen café de Colombia, la cafetería Juan Valdez se presta a ello. Aquí las horas pasan volando en sus cómodos sofás o en su entretenida terraza. Y antes de salir de la calle no te puedes perder el Centro Cultural Gabriel García Márquez. Cuenta con una de las librerias más completas de América Latina, auditorio de proyección de video y cine, sala de exposiciones, locales comerciales… Y si fuera poco, la calle 11 conecta la plaza principal Bolívar con el conocido barrio de la Candelaria ¿se puede pedir más?

El barrio bohemio de Usaquén

El Barrio bohemio de Usaquén está de moda en Bogotá y no es de extrañar. Con tiendas y mercadillo de artesanos, restaurantes sofisticados que cohabitan con otros más de batalla, bares de catálogo que invitan a pasar y disfrutar de un cócktel y unas callejuelas de lo más entrañables, lo hacen más que interesante para visitar. Lo bueno es que siempre encuentras opciones aptas para todos los bolsillos, asi que, que no cunda el pánico. Una buena manera de descubrirlo es llegando sobre la 13:00, almorzar en los puestos de la calle del mercadillo de artesanos, recorrer el mismo y el resto del barrio, descansar a la sombra del parque y terminar tomando una cerveza bien fria en uno de los muchos bares mientras atardece.¡ojo! Es posible que te sobrecoja un deseo loco de querer vivir aquí.

Museo Nacional de Bogotá

El Museo Nacional de toda capital suele ser recomendable, pero el de Bogotá es imprescindible. Bien merece dedicarle una mañana entera para empaparse de cada sala y aprender más sobre la cultura y el país colombiano, además de disfrutar de las exposiciones temporales del momento. Si se cansa una puede hacer un parón en la cafeteria del jardín antes de seguir con la visita.

Cerro de Monserrate

Subir al cerro de Monserrate es el lugar ideal para hacerse una idea de lo grande que es Bogotá por la vista panorámica que ofrece. Coronando el cerro te encuentras la basílica dedicada a la virgen que le da nombre al mismo, una zona de tiendas, lugares para paliar el hambre que será atroz si has subido andando, entre otras áreas. Se puede acceder por teleférico, por funicular o a pie. Una buena opción es subir en teleférico para sentir la sensación de estar colgando sobre el cerro, y bajar caminando, así haces el ejercicio del día.

La Catedral de Sal

Para despejarse del trancón de coches que caracteriza la ciudad y tomar algo de aire fresco, una excelente alternativa es visitar la Catedral de Sal. Siendo el lugar más recomendado por los propios rolos (bogotanos) como excursión de un día, ciertamente no defrauda. A sólo hora y media en transporte público, llegas a Zipaquirá, el pueblo que la alberga, pueblito pintoresco que se puede conocer dando un apacible paseo desde la parada hasta la joya arquitectónica. La Catedral está escavada en una mina de sal a cuatro pisos de profudidad, donde un via crucis te guia hasta las dos salas principales. Llegar a ellas y mirar hacia arriba y alrededor, a más de uno le puede dejar sin respiración durante al menos un par de segundos. Y cuando descubres que la catedral no llega ni a la décima parte de lo que es la mina completa, es inevitable sentirse como una hormiga.

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