Dadas las fechas en las que nos movimos, muchas especies iniciaban su periodo reproductor. Baste de ejemplo estas fotos tomadas en tales menesteres de una pareja de zapateros (Gerris lacustris) y de sapo común (Bufo bufo):
La biovidersidad que atesora este sistema es espectacular. La vegetación sumergida es bastante numerosa, tanto en especies como en número de individuos. Y en sus orillas de cantos rodados es fácil observar una interesantísima variedad de entomofauna, que van desde hormigas hasta arañas, como esta Pardosa sp.:
Tal es la diversidad de especies que incluso oí el reclamo de alguna especie de pícido entre los pinos que rodean las orillas del embalse de Pena.
No obstante, lo más espectacular está aún por llegar. Sobresaliendo de una masa forestal dominada por pino negro (Pinus nigra), y en que abundan la sabina albar (Juniperus thurifera) y la carrasca (Quercus ilex), aparece una meseta rectangular conocida con el intuitivo nombre de La Caixa (caja en español).
Y no solo eso, casi al final de la ruta se encuentra una bifurcación donde a la izquierda llegas a La Caixa, y a la derecha alcanzas la cima del Periganyol. Desde este punto, pudimos divisar una pequeño grupo de hembras de cabra hispánica (Capra pyrenaica) en lo alto de La Caixa. Me tenéis que permitir que os anexe las fotos que tomé de ellas aunque no se vean muy bien: