Hoy he visto en el informativo matutino de la televisión, la transmisión en vivo del abanderamiento de la delegación que asistirá a los Juegos Panamericanos en Canadá. Sospecho de esos atletas que compiten por la Patria, el socialismo, los cinco héroes, el honor y por ahí sigue, pero no por algo tan normal y natural como ganar una medalla. Ese acto fue como el anti-vintage, copypaste de discursos y actos de treinta años atrás.
Cuba, con una delegación más bien pequeña para su historial, aspira a mantener el segundo lugar por países. Mientras la cámara paneaba a los atletas en formación más de ceremonia militar que deportiva, escéptica me preguntaba cuáles caras no regresarían, víctimas del canto de sirena del deporte rentado o de la Ley Asesina.