Escobilla ¿sí o no?

Por Expatxcojones

expatriadaxcojones.blogspot.com


Al Kalvo le gusta el bricolaje. No es que se le de mal pero tampoco me atrevería a decir que sea un crack.
Creo que para él el bricolaje es una manera de desconectar de su trabajo. Hacer algo manual. Sin utilizar mucho la cabeza. Algo que lo tenga entretenido y le haga olvidar los problemas que tiene con los clientes, que siempre son muchos.
Cuelga cuadros pero siempre, torcidos. Cambia enchufes pero siempre se carga alguno sin querer. Pinta un mueble y queda lleno de burbujas. Coloca una luz y deja el cable colgando. Una vez intentó cambiar un grifo y se cargó el desagüe. Tuvimos que llamar al fontanero. También instaló un wáter en miniatura para Terremoto donde antes estaba el bidé. Pero entonces al tirar de la cadena no había presión y la caca se quedaba flotando. Nunca entenderé como niños tan pequeños pueden cagar cosas tan grandes.
Lo último que ha hecho es cambiar la iluminación del despacho. Se quejaba que estaba oscuro.
   —Así es imposible currar —decía.
Y se fue a la ferretería. Compró luces, las más potentes. Pero no una o dos, sino tres. Llegó a casa, cogió las escaleras y las instaló. Que contento quedó después de hacerlo. Ahora la que no puede trabajar soy yo. Las luces son tan fuertes que desprenden un calor insoportable. El otro día empecé a sudar y no paraba. A punto estuvo de darme una lipotimia. O sea que he decidido trabajar con las luces apagadas.
Haga lo que haga nunca le queda del todo bien. Se podría decir que es un chapuzas. Yo le dejo hacer. No me importa. La casa siempre me ha preocupado más bien poco. Si a él le gusta... hay vicios peores.
Pero esta vez tengo que reconocer que ha acertado. Nunca lo hubiera dicho pero este invento es la hostia. Y se lo ha traído de Túnez. Por lo que parece allí es de lo más normal. ¿Cómo puede ser que un país como Túnez lo tenga y nosotros en España no sepamos ni que existe?
Recuerdo una vez que discutíamos el tema con unos amigos de Barcelona. Éramos los mismos de siempre. Cuando voy de visita me reservo un día para quedar con ellos. Ya sea para hacer el vermut, una barbacoa o pegarnos una fiesta colosal. Ese día estábamos en un bareto del Raval. Bebiendo cervecitas. Quizás también rulaba algún canuto. Y salió el tema. Escobilla. ¿sí o no?
Enseguida se hicieron dos bandos. Los que defendían la escobilla. Y los que la atacaban a muerte. Fue una discusión acalorada. Toni capitaneaba el grupo de los que estaban en contra.
   —Es una guarrada —gritaba histérico —limpias el wáter pero después te queda la mierda ahí pegada.    — Pero limpias la escobilla y listos —le decía yo.   —¡Puaj! —gritó él poniendo cara de asco. Y todos nos reímos. —Qué quieres que te diga. La mierda es mierda. Yo paso de la escobilla.   —Pero entonces ¿cómo sacas la caca que se queda pegada en el wáter? ¿o es que tú la dejas ahí? —le preguntaba Vivi.   —Pues cojo un poco de papel de wáter y la limpio.   —¿Con la mano? —preguntó Alf.   —¡Eso sí que es asqueroso!—suelta Dani — y nos ponemos como locos mientras nos imaginamos a Toni con un trozo de mierda pegado en los dedos.   —Sí. Sí. Vosotros reíros. —se defendía él y añadió —¿No os he contado lo que le pasó a Lorena?   —No —respondemos.   —Pues resulta que se estaba bañando con su hija. Y la niña le dijo que le iba a hacer un masaje ¿sabéis con qué se lo hizo?   —¡Nooo! —grito Vivi.   —¿Con la escobilla? ¿en serio? —preguntó Sergi.    —Pero había mierda pegada ¿sí o no? —quería saber Vivi.   —Y yo que sé. No lo quiero ni pensar —respondía Toni y volvía a la carga —La escobilla es una guarrada y punto.    —¡Claro! Y a ti las guarradas te gustan pero no éstas… —decía Vivi metiendo cizaña.
Y venga a reírnos. No podíamos parar. Así nos pasamos un buen rato. Oyendo los argumentos de unos y otros. A cada cuál más grotesco. Sin llegar a ninguna conclusión.
La mierda. Todos cagamos. Pero a todos nos da mucho asco. Aunque sea nuestra. Eso sí, después de expulsarla tenemos que mirarla. Justo antes de tirar de la cadena. No podemos evitarlo. Una ojeadita rápida para ver como ha quedado.
Y ahora resulta que he encontrado la solución al problema. El Kalvo la ha traído a nuestra casa. ¡Desde Túnez! Tiene huevos. El invento es muy sencillo. Un simple grifo. Igual que el de la ducha pero más pequeño. Se instala al lado del wáter. Más o menos donde sueles poner el rollo de papel higiénico.
Coges el mango y suelta agua a presión. Así de fácil. Sin tener que tocar nada con las manos. Sin tener que pasar la mierda de un lado a otro. Simplemente enchufas el agua y eso desaparece por arte de magia. Adiós escobilla. Adiós mierda incrustada. Cuando se lo diga a Toni va a flipar. Quizás se lo regale para navidad.
No entiendo como este invento no se ha hecho mundialmente famoso. Es cojonudo.
El problema, ahora, es Terremoto. Que si me despisto coge el grifo y juega con él como si fuera una pistola de agua. Me deja el baño hecho un cristo. Qué se le va hacer…nada es perfecto.