Escocia, Cataluña y elecciones autonómicas

Publicado el 19 septiembre 2014 por Rgalmazan @RGAlmazan

En Escocia ha vencido el NO. No a la independencia. Y todos los actores han aceptado sin acritud los resultados. El líder escocés ya ha dimitido visto que no ha podido obtener lo que pretendía. Cameron está en el alero por haber llegado hasta la celebración del referéndum. Y todo esto con una tranquilidad ejemplar, con talante democrático, sin agresividad, con cautela. Envidia democrática es lo que nos da.

Y sin embargo no se ha resuelto el problema del independentismo ‘aunque sea sólo del 45% del electorado’. Resulta que ahora el gobierno inglés se ve obligado a pactar más competencias, más autonomía y convertir en un país federal al Reino Unido. Y no sólo a Escocia –también a Gales, e Irlanda del Norte—, y ahora alguien se preguntará, ¿por qué no se ha pactado hasta conseguir un acuerdo y así evitar un referéndum que llevará al mismo sitio? eso sí, con más intriga, miedo, pasión y riesgos innecesarios.

Porque aquí ha ganado una respuesta intermedia que no se ha preguntado en la papeleta. Ha ganado el federalismo, un punto intermedio que no se había preguntado. Porque preguntar sólo SI ó NO ha sido una pregunta incompleta. Debería haberse interpelado si se quería la Independencia, el Federalismo (más competencias) o permanecer cómo están.

Lo que ocurre es que Cameron vio que se le venía la independencia encima y ha prometido mayor autonomía para los distintos países que componen el Reino Unido. Así es que ha ganado el punto intermedio, justo el que no se ha inquirido.

¿Qué pasará en Cataluña? Pues miren ustedes, unos por otros la casa sin barrer. Es verdad que los casos de Escocia y Cataluña son distintos, pero también es verdad que existen claras similitudes. Eso de que no tienen nada que ver es mentira, como lo es también si se pretende decir que son casos iguales.

Lo que queda claro es que parece que los pasos cantados, que se van a dar, son los siguientes:

  • Aprobación de la ley de consultas por el Parlamento catalán
  • Envío de dicha ley al Constitucional por parte del gobierno
  • Anulación de dicha ley por parte del Tribunal Constitucional

Y a partir de aquí, surge las dudas ¿se atreverá Mas a montar la consulta habiendo sido considerada ilegal? Esta es una posibilidad, aunque difícil de realizar. El gobierno del PP no permitirá que voten esta consulta los catalanes, que ejerzan un derecho democrático, pero tampoco ha tratado de llegar a un acuerdo. Como el perro del hortelano, ni come ni deja comer.

Mi tesis es que la única solución que le queda al President es la de convocar elecciones autonómicas –probablemente a celebrar el día 9, que era el señalado para la consulta— con el peligro que esto conlleva, puesto que se trataría de una elecciones plebiscitarias donde lo único importante será un único tema: la independencia, con lo que supone olvidarse de todo lo demás.

Y si Mas no ha disuelto ya el parlamento ha sido porque sabe que CiU no volverá a ganar. Si lo hace es porque no tiene otra salida. Ganará Esquerra Republicana, lo que supone más presión independentista.

Lo que no ha entendido el PP es que no puede barrer por arte de birlibirloque un deseo de independencia de una parte muy importante de los catalanes. Y que tratar de aplastar este deseo con la ley, cuando en otros sitios –Quebec, Puerto Rico, Escocia— se puede votar, es un dislate que puede llevarnos a una división irrecuperable.

Cuánto nos hubieran ahorrado si Rajoy hubiera tratado de pactar otra salida, pero claro Rajoy deja pudrir las cosas y hay algunas que se arreglan solas o se olvidan, pero otras como ésta huelen, y no acometerlas puede conducir a riesgos graves e innecesarios. Y es que Rajoy es Rajoy, y le cuesta tanto consensuar…, y está tan acostumbrado a imponer, dialogar no va con él. Hoy ha vuelto a demostrarlo y en vez de congregar a los periodistas para comentar los resultados de la consulta escocesa y contestar a las preguntas que pudieran hacerle, ha decidido enviar, una vez más, un plasma. ¡Palabra de Rajoy! ¡Te alabamos, oh dios!

Salud y República