El día de ayer transcurrió con normalidad entre asambleas, reuniones y redacción de manifiestos en un clima de trabajo que incita a la reflexión.
No solo los hombres la siguieron con la mirada, sino que el movimiento hipnótico de “esas dos alforjas de la libertad” también encandiló a las mujeres.
Todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo y se hizo el silencio en Sol hasta que la propietaria del escote desapareció por la boca del metro, momento en el que se rompió el silencio y la plaza estalló en un sonoro aplauso que se prolongó durante quince minutos. Posteriormente, los manifestantes volvieron lentamente a sus casas dejando la plaza desierta. No se descarta que la chica fuera enviada por algún partido político a fin de disolver la concentración.