Al llegar y no verlo donde me había indicado, pensé que me había dado esquinazo una vez más, pero tras una vuelta por el brezal allí apareció, a última hora de la tarde y con muy poca luz. Al menos logré sacarle unas bonitas fotos crepusculares.
Aquí tenéis su silueta, al atardecer y con el faro de Peñas de fondo.
El pajarín se mueve por la zona del bar, se puede ver muy de cerca, para lo cual se puede incluso tomar algo sentado tranquilamente en la terraza. Aquí van unas fotos que le saqué comiendo por esta zona.
Para su desgracia, los gatos negros del bar ya lo han fichado y lo acechan continuamente; espero que nadie escriba próximamente contando que ha encontrado sus restos mortales.