Escribir a mano

Publicado el 24 septiembre 2015 por Proyectodescritora
El otro día me encontré una publicación sobre por qué es bueno seguir escribiendo a mano. Apuntaba seis razones, que os pongo por aquí para comentarlas:
1. Ayuda a que comprendas lo que estás escribiendo.
2. Mejora la comprensión a largo plazo
3. Tiene una carga emocional más grande
4. Fortalece las conexiones neuronales
5. Facilita la concentración
6. Genera recuerdos

Escribir a mano es algo que siempre me ha gustado (menos cuando nos pasábamos toda la hora de una clase copiando apuntes). Sigo haciendo algunas cosas a mano porque estoy de acuerdo con alguno de los puntos citados anteriormente (de otros no sabía nada). Por ejemplo, me gusta tener una agenda donde apunto las cosas que tengo que hacer (tengo una memoria un tanto despistada), también la típica agenda de bolso donde apuntar algunas ideas que se nos pueden ocurrir lejos de casa. Escribo frases en mi diario visual porque enriquece sus páginas y también me gusta escribir dedicatorias (no solo en las firmas de mis libros, sino cuando hago algún regalo). 
Está claro que para escribir historias o novelas este método no nos sirve. Al principio, cuando yo no tenía ordenador, escribía historias en papeles  pero no era nada práctico por el hecho de las correcciones. A veces me preguntan si escribo mis novelas en ordenador o a mano (no sé quién me contó la historia de que un escritor escribía sus novelas en papel higiénico y así lo enviaba a su editorial. Se cagaban en él, nunca mejor dicho), no sé si lo haría por tener un rasgo más estrafalario o ser original, pero lo que está claro es que para poder pulir bien nuestro trabajo es necesario hacerlo en un programa de ordenador.  Creo que la originalidad se tiene que demostrar en nuestras historias no en como trabajemos o en lo que llevemos puesto. En este mundillo existe también mucho #postureo pero este es tema de otra entrada.

Y vosotros ¿seguís escribiendo a mano?


Artículo: 6 razones por las que no deberías dejar de escribir a mano. Escrito por:  Valentinne RudolphyEnlace del artículo completo