Ahora, con los tiempos que corren, escribir sí es llorar. Si no escribir, puesto que si lo hacemos es porque nos gusta, sí lo es publicar, y si logramos publicar lo triste es lo efímera que es la vida de nuestros libros en las estanterías de las librerías, el poco apoyo de las editoriales, que en la mayoría de los casos se limita a imprimir y distribuir la novela, y los adelantos que nos pagan, cada vez menores (si es que pagan alguno).
Pero todo esto, aunque no lo creáis, es una visión muy optimista del panorama editorial, porque ahora, además, las editoriales se lo piensan dos, tres, y hasta cuatro veces para publicar un nuevo título. El año pasado, sin ir más lejos, había montones de presentaciones de libros todos los días, este año hay bastantes menos. Y publicar una primera novela ya no es lo más difícil, es igual de difícil publicar la segunda, la tercera o la que sea.
En fin, ya veis que hoy no estoy muy animada, pero ya se me pasará.
Tengo mucho trabajo, no me puedo quejar, pero mi segunda novela está tardando en salir adelante más de lo que esperaba y eso me tiene un tanto ansiosa. Espero poder daros pronto una buena noticia.
Feliz semana