La empecé, como siempre: cuando tuve clara la primera frase.
Llevaba ya algún tiempo dándole vueltas a la historia y tomando notas, pero no quería ponerme a escribir porque sabía que en el momento en que lo hiciera me convertiría en su esclava; ya no podría pensar en otra cosa, sería mi prioridad y tendría que encerrarme y escribir cada día.
Es como recibir de regalo una casita de muñecas, o esas recortables a las que les poníamos vestiditos ¿os acordáis, chicas? para los chicos sería como jugar con soldaditos, con coches, con un imenso garaje como el que tenía mi hijo y con el que se pasaba horas jugando y hablando solo (contándose historias).
Sí, ya sé que son topicazos sexistas, pero, a ver quien es el guapo que me dice que de pequeño jugaba con muñecas y la guapa que confiesa haber jugado a las batallas...
Y empezar a escribir una novela es un poco eso: coger unos muñequitos, ponerles nombre y pasarse muchas horas jugando con ellos e inventándose las cosas que les pasan.
Estoy contenta con mi juguete nuevo ;)
Feliz semana.