Soy ajena al cuerpo que me hace la escritura, y nunca fui así. De dudarme en puntos suspensivos y ponerme entre paréntesis. Me desconozco en la elípsis y en la distancia del punto final.A veces parezco poseída por un lenguaje que me impulsa a herirme, entonces me aparto, busco mi piel y dejo que el deseo me escriba a riesgo de que nadie me lea. Camino a cámara lenta que no es otra cosa que amar la distancia que el otro impone, es ese instante prolongado del encuentro entre los límites. Y plish plish hago desaparecer el slow motion para despertar a la realidad y golpear contra el suelo el significante vacío del significado.