Tal que así... Tenía que empezar, sin dudarlo, con este fragmento que resume un poco lo que nos vamos a encontrar dentro del libro. Así, como se ve, el autor habla de muchas cosas, sin ningún orden en concreto -que yo sepa-, pero con sentido y conexión entre ellas. Olmos nos cuenta, como si de un colega nuestro se tratara, diversos sucesos relacionados con el mundo del crimen (asesinatos en su mayoría), con pelos y señales. Nos habla sobre esos criminales, sobre sus víctimas y sobre gente que "pasaba por ahí". Nos podemos encontrar con hechos que sucedieron durante el siglo XX, en algunos momentos del XIX, y pasando de puntillas por el XXI.Aunque cuesta, verdaderamente cuesta -al menos a mí me costó- hacerse al estilo del autor: a su tono desenfadado, humor negro, irónico a más no poder, y faltón en ocasiones; al final te acostumbras, te acaba gustando. En un principio me interesaba lo que se contaba pero no podía con el tono, con la forma de narrar del autor; una vez me hice, me encantó todo, tanto forma como fondo.
A lo largo de la narración me encontré con casos que ya conocía: como los de Jack el Destripador, o Ed Gein; también conocí otros casos -la mayoría-, muy interesantes, que no conocía ni me sonaban de nada.
Martín Olmos no se mete de lleno en el suceso en cuestión, primero, empieza cualquier cosa que tenga relación con lo que quiere comentar, y enlazándolo de tal manera, que solo él sabe, acaba saliendo el quid de la cuestión. Utiliza una forma muy original de llegar a cada caso y de conectarlo con el siguiente.
Si te interesa la crónica negra, contada de una forma peculiar y cercana, sin "palabros", y escrita de forma clara y directa, muy de calle, esta puede ser una buena opción.