Prólogo
Diario personal del Sargento Combs
Año 3999. Planeta Tierra: Sede de la NCP
Me siento raro al abrir un diario inmaculado que todavía huele a nuevo. Igualmente me resulta extraño usar un escritorio como soporte en vez de mis propias piernas y de no sentir calambres en los dedos por emplear un lápiz que a duras penas llegue a los dos centímetros. Pero a pesar de todo, la pérdida de mi viejo diario ha sido un duro golpe. Fue durante mis peores momentos donde estaba más inspirado. Ahora todas sus amarillentas páginas son un montón de ceniza en un planeta al que espero no regresar nunca jamás.
Pero estoy a punto de comenzar una nueva etapa en mi vida, así que eso se merecía la compra de un nuevo diario. Tras varios meses de inactividad, vuelvo a descubrir que me resulta más fácil comunicarme con una hoja en blanco que con un ser vivo. Aunque mi optimismo de que eso cambie está más alto que nunca. La NCP me ha designado como el líder de Team Perseus y por fin voy a poder explorar el Universo junto a mi tripulación. ¿No sabes de qué estoy hablando? Por si alguien del futuro encuentra este diario, resumiré la historia “reciente” del planeta Tierra.
¿Por dónde empezar? Siempre me ha fascinado las crónicas de los primeros encuentros de humanos con alienígenas. En los siglos XX y XXI se mofaban de los arqueólogos y demás científicos que veían la influencia de seres extraterrestres en las civilizaciones antiguas. El viejo dicho “El que ríe el último ríe mejor” nunca fue más cierto. Resulta que habían dado en el clavo, pero para entender qué pintaban tantos alienígenas en este pequeño rincón del Sistema Solar tendré que explicaros cómo era la realidad socio – política fuera de la Tierra en aquella época.
Por aquel entonces, la UPG (Unión Política Galáctica) llevaba solamente un centenar de años funcionando. Sus fundadores, los sheel, consiguieron uno de sus sueños al lograr unir bajo una alianza a miles de planetas con civilizaciones avanzadas de varias galaxias. Los sheel, unos tipos grises, altos y delgados, eran una raza de pacificadores obsesionados con el bien común. Era la raza más avanzada tanto tecnológica como socialmente hablando. Bajo su manto, los planetas que habían sido invitados a la UPG prosperaron y rara vez conocieron la recesión. Si algún desastre les azotaba, la ayuda era inmediata y muy efectiva.
Aunque no todo el mundo estaba contento con esa nueva situación. Hubo muchas civilizaciones que por su escaso desarrollo o por sus políticas sociales o por su tendencia a la corrupción nunca fueron invitadas. Otras rechazaron la invitación por sus propios motivos. Al final, algunas de ellas se agruparon para formar el FCG (Frente Común Galáctico), convirtiéndose en los grandes detractores de la UPG y en sus principales enemigos. Al contrario del grupo formado por los sheel, el FCG no tenía una normativa ni criticaba actividades criminales. Este hecho hizo que la organización atrajese a contrabandistas, piratas, mercenarios, señores de la guerra y demás calaña. Actualmente, el grueso del FCG reside en una extensa región de la Galaxia de Andrómeda conocida como el Sector Salvaje.
Pero volvamos con la UPG y los sheel. A parte de ser los más listo, los más majos y los más ricos, también eran populares por ser unos exploradores muy avezados. En uno de sus viajes encontraron un nuevo planeta orbitando la estrella Alkes. Era un lugar rico en vida vegetal y animal, pero nada de inteligencia superior. En este lugar encontraron una sustancia nueva a la que llamaron alkesium. Sus propiedades energéticas no se parecían a nada de lo que se habían encontrado hasta el momento. Una pizca de alkesium podía abastecer a un planeta entero durante todo un año. Y lo mejor de todo era que ese nuevo material provenían de las defecaciones de los animales de aquel planeta. Habían encontrado una fuente de energía virtualmente inagotable.
Los sheel se precipitaron en dar las buenas noticias y, a pesar de sus abundantes recursos, se conformaron con un análisis superficial del alkesium. No sólo invitaron a los planetas de la UPG a beneficiarse de su descubrimiento, si no también a los del FCG y a los que se habían mantenido neutrales. Aunque la noticia no tuvo demasiado éxito en estos dos últimos grupos. En menos de un año, centenares de planetas comenzaron a disfrutar de la energía generada tras procesar el alkesium. Todo parecía ir como la seda, pero las malas noticias llegaron para quedarse.
Tras una decena de años empleando aquella fuente de energía milagrosa, una serie de científicos comenzaron a levantar la voz de alarma. La infertilidad en los planetas con plantas procesadores de alkesium se había disparado y los dedos acusadores se alzaron hacia los sheel. Tras una serie de pruebas más exhaustivas, éstos descubrieron que el alkesium procesado generaba un tipo de radiación con la que nunca se habían encontrado. No suponía un peligro inminente para las personas expuestas, pero sí que afectaba gravemente a la fertilidad. El alkesium se prohibió en su totalidad y se bloqueó el acceso al planeta de origen.
Pero el daño ya estaba hecho y el Universo conocido se enfrentó a la crisis de fertilidad más grande que haya existido. Nada parecía solucionar las alteraciones provocadas por la radiación y cientos de razas alienígenas entraron en pánico ante la inevitable extinción. Los sheel decidieron no rendirse (azotados por un sentimiento de culpa, si me pedís mi opinión) y teorizaron que la hibridación podría ayudar a paliar el problema. Que las nuevas generaciones no tuviesen el mismo aspecto, parecía un sacrificio bastante pequeño por mantener sus sociedades y culturas.
La campaña fue un éxito de participación, pero un rotundo fracaso de resultados. La incompatibilidad entre las diferentes razas daba como resultado una gran número de abortos y malformaciones. Sólo el 2% daba como resultado un bebé sano con alta esperanza de vida. Una vez más fueron los sheel los que decidieron no tirar la toalla, convencidos de que tenía que existir al menos una especie de alta compatibilidad en el Universo. Como lo podría explicar… De la misma manera que los O- son denominados donantes universales, los sheel buscaban el equivalente para la compatibilidad genética.
Si habéis estado atentos ya sabréis cómo continúa la historia. Los sheel tiraron de sus archivos y desempolvaron toda la información sobre planetas habitados con civilizaciones de bajo desarrollo. Una inmensa flota de la UPG se extendió por el Universo recolectando muestras. Una de ellas terminó en la Tierra, abduciendo un pequeño grupo de humanos. Los resultados de las primeras pruebas llevadas a cabo con los mismos fueron espectaculares. El tanto por ciento de éxito pasó de ser del 2% a casi un 98%. La perseverancia de los sheel dio por fin sus frutos.
La Tierra captó la atención de la UPG y se aprobaron leyes en menos de un día para permitir una gran recolección de humanos. Más tarde, los historiadores denominarían a este evento el Gran Secuestro. Los sheel hicieron cálculos de cuántos humanos se podrían abducir al año para no poner en peligro su supervivencia y crearon decenas de plantas de clonación para aliviar las repercusiones sobre el planeta Tierra. Las abducciones duraron aproximadamente dos siglos y la crisis de infertilidad quedó como un mal recuerdo. Su consecuencia más directa la podemos ver todavía hoy en día: una gran cantidad de razas alienígenas tiene aspecto humanoide. Eso, y que la Tierra es uno de los destinos favoritos del Universo para el turismo sexual… Aunque la República Terrestre lo niegue.
La ley que permitía las abducciones en masa en el planeta Tierra se abolió y la clonación volvió a ilegalizarse, pero la UPG mantuvo a la raza humana muy vigilada por si acaso. Se decidió que cada cien años se cogería una muestra de humanos para tener controlada la evolución de la compatibilidad genética. En ese sentido seguimos siendo los amos del Universo.
Los habitantes de la Tierra siguieron a lo suyo, avanzando cada vez más rápido. Pero varias desgracias truncaron su evolución: las grandes epidemias del siglo XXII, la lluvia de meteoritos que redujo en un 60% a la población en el año 2432 y la guerra nuclear que la siguió por hacerse con el poder… Pero la crisis alimenticia del siglo XXVIII fue lo que supuso el golpe más duro y un sentimiento de derrota se apoderó de sus habitantes. Se habían rendido totalmente y la humanidad aceptó el fin. Justamente gracias a eso, se logró finalmente la paz mundial y todas las naciones se unieron bajo una República. La idea era abandonar aquel mundo de buenas maneras para conseguir buenos asientos en la otra vida.
La UPG seguía monitorizando el planeta Tierra y los sheel llevaron a votación una actuación de ayuda urgente para los humanos. Se aprobó por una mayoría abrumadora, pues muchas civilizaciones consideraban que era devolverles el favor que les hicieron durante la crisis de fertilidad. He visto cientos de veces el documental que relata cómo fue el primer contacto de los representantes de la UPG con los habitantes de la Tierra. La cara del Primer Ministro terrestre al ver bajar de una nave alienígena a un tipo con aspecto de murciélago y hablando inglés en un perfecto acento de Texas es impagable.
La vida en la Tierra dio un vuelco total y comenzó a disfrutar de su época dorada como miembro de la UPG. A pesar de ser los integrantes que menos podían aportar al grupo, ocupaban un puesto importante en todas las reuniones gracias a su involuntario papel durante la crisis de fertilidad. Los más dedicados a la causa terrícola fueron los sheel, que mimaron a los humanos hasta que pudieron defenderse por sí solos en la complejidad de la política y del comercio en el Universo conocido.
Todo pintaba muy bonito hasta que llegó el año 3112 y se produjo un evento de extinción masiva denominado Nova – 22. Una explosión supernova tan masiva que cambió para siempre la forma de funcionar del Universo. Veintidós fueron las razas alienígenas que se extinguieron como consecuencia de la explosión. Algunas de manera directa, como los naanians (que sólo podían sobrevivir en su planeta) y los sheel (cuyos miembros se replegaron en su planeta natal días antes de la explosión). Otras muchas acabaron desapareciendo con los años, incapaces de superar los daños provocados por la supernova. A otros supervivientes se les intentó reagrupar en colonias. Algunas razas salieron adelante, pero otras no consiguieron adaptarse. Un total de veintidós civilizaciones, entre ellas el alma, corazón y cuerpo de la UPG.
La Tierra entró en pánico cuando la UPG se disolvió y no volvió a respirar a gusto hasta dos años después. Cuando al Universo se le pasó el susto, representantes de varias civilizaciones que formaban parte de la UPG se reunieron ante los ataques territoriales que el FCG había iniciado en la Galaxia de Andrómeda. Así surgió la NCP (Nueva Coalición Planetaria), a la cual la Tierra fue invitada. Pero sin los sheel para llevarles de la mano y la legalización de la clonación para fines terapéuticos, pasó de sentarse en primera fila a tener que conformarse con los asientos de la parte de atrás del Gran Senado.
La Tierra supo jugar bien sus papeles y, aunque políticamente no sea un miembro destacado de la NCP, goza de una estabilidad y popularidad que la han llevado a estar en una situación casi utópica. Hoy en día la Tierra es el principal exportador de algodón, reality shows y estrellas del pop adolescente (Steenllar lleva ocho años sin apearse del número uno de los más vendido en la NCP). Por no hablar de que introdujo en el resto del Universo los concepto de Prensa Rosa y Prensa Amarilla. Actualmente las academias terrestres especializadas en esos campos son de las más solicitadas y caras en nuestra galaxia.
No todo es oro lo que brilla, pues la Tierra ha sufrido algún que otro tropiezo en su camino. Cuando la República Terrestre anunció su intención de terraformar gran parte de su terreno para favorecer al cultivo del algodón, grupos ecológicos se opusieron vehementemente. Durante años no pudieron satisfacer la cada vez mayor demanda y corrieron el peligro de perder la licencia de cultivo. No tengo ni idea de cómo convencieron a los ecologistas. Lo único que sé es que finalmente se terraformó la superficie y ahora la Tierra es, literalmente, un campo de algodón. Gran parte de la economía del planeta se basa en este cultivo.
Otros baches comenzaron a aparecer cuando a partir del año 3200 los humanos de la Tierra (por aquel entonces había colonias en otros planetas) decidieron lanzarse a la exploración propia. La NCP no tiene nada en contra de que sus planetas miembros tengan relaciones comerciales con civilizaciones ajenas, pero para unos novatos esa actividad puede acarrear más de un problema. Los protocolos entre diferentes culturas son algo bastante complejo y la Tierra se enfrentó en muchas ocasiones a malentendidos que acabaron en momentos muy tensos e incluso pequeños enfrentamientos armados.
Nada demasiado reseñable hasta el el año 3935, cuando el representante de la Tierra que viajó hasta el planeta Kagmar no hizo los deberes sobre los belicosos kagians. Una raza orgullosa experta en hacer montañas de granos de arena que consideran altamente ofensivo el que una persona les ofrezca la mano como forma de saludo. Ese día Kagmar declaró la guerra contra la Tierra. El final de la misma se ha producido hace unos escasos meses y yo tuve el dudoso honor de verlo en primera fila. Aunque me voy a reservar ese relato para un poco más adelante.
Algunas de las decisiones que tuvo que tomar la República Terrestre para hacer frente al conflicto contra los kagians fueron bastante impopulares entre los peces gordos de la NCP, pero eran estratégicamente inevitables. Ahora que todo ha terminado, toca lavar la cara de la Tierra y mejorar la opinión que se tiene de ella. Una de las ideas de la República que más gustaron a la NCP es la que me ha llevado hoy a estar presente en su Sede en la Tierra: el anuncio del primer cuerpo oficial de exploración, apoyo y salvamento de la NCP. Una serie de equipos de corte militar y científico destinados a ser una fuerza de respuesta rápida para la Coalición.
Me han ofrecido liderar uno de esos equipos y he aceptado. Ahora mismo estoy a la espera de que comience la gran ceremonia de presentación. Y eso me recuerda que ni siquiera me he presentado. Mi terapeuta dice que tengo que mejorar mis habilidades sociales, así que no me lo tengas en cuenta. Soy el Sargento Combs. Cameron Combs. ¿Cómo un simple Sargento ha conseguido un puesto para liderar uno de esos equipos? Bien, para responder eso tengo que retroceder y contaros cuál fue mi papel en la guerra contra los kagians.
Nací y me crié en un planeta llamado Mehra. Si ese nombre no te suena, sólo puedo decir que mejor para ti…