Escuela de frikis de Gitty Daneshvari

Publicado el 03 marzo 2011 por Silvia Filóloga @silviafilologa
Los padres de Theo, Madeleine, Garrison y Lulú ya no pueden más con los miedos irracionales   de   sus   hijos,   por   lo   que   cuando,   por   distintos   canales,  son conocedores  de  la  existencia  de  la  Escuela  de  Mrs.  Wellington,  no  dudan  un segundo en matricularlos en ella a ver si el milagro es posible y los curan de su pavor a la muerte de los suyos, del horror a las arañas y demás insectos, del miedo al agua y de su claustrofobia respectivamente. La  escuela  resulta  de  lo  más  peculiar,  al  igual  que  sus  habitantes: Mrs Wellington es una antigua concursante de certámenes de belleza y todo lo aplica a ese  nivel.  Schmidty,  su  mayordomo  ciego y  ayudante  personal,  cocinero  y  un  largo etcétera de cargos, la acompaña  en todo  momento, así como Macarrones, su fiel perro de compañía. El  tratamiento  es  duro,  los  “concursantes”  lo  pasan  fatal  y  una situación desesperada  les  hará  enfrentarse  definitivamente  a  sus  fobias,  o  al  menos intentarlo.
 Mi valoración personal:
 Ser un bicho raro es toda una aventura
¡Bienvenido al club! 

  Confieso que cuando vi la portada de este libro, muy friki sí y también timbartiana, me llamó la atención, más aún si cabe al leer su sinopsis breve en la contraportada. Me resultó una historia divertida de la que se podrían sacar conclusiones y enseñanzas, por lo que decidí incluirla en mi ya larga lista de libros pendientes de pasar por mis manos lectoras. Y la experiencia post lectura poco se aleja de estos parámetros. Leer Escuela de Frikis es sumergirte de lleno en un mundo misterioso, raro, variopinto y enigmático que es la escuela que dirige la excéntrica y más friki todavía Mrs Wellington, una mujer vieja y  super arrugada, (sin exagerar) con peluca y kilos de maquillaje, obsesionada con la idea de que "una reina de la belleza siempre tiene que estar preparada para todo". De miedo imaginar verla calva y sin maquillar.
El cuarteto de niños sin duda soporta la mayor parte de la novela, sus continuos miedos fóbicos que rozan lo absurdo en algunos momentos y sus peleas cuando están solos te arrancan no una, sino muchas risas. Quizá deberíamos asociar el frikismo con la risa fácil, o puede que no, quien sea friki hasta las trancas puede afirmarlo o negarlo sin más. Pero etimológicamente el vocablo friki (del inglés freak "raro", "extraño" o "extrafalario"), actualmente no aceptado por la RAE,  alude, según la wikipedia, a un individuo que se muestra inusualmente interesado u obsesionado por un tema particular. ¿Y qué hacen sino Lulú, Madelaine, Garrison y Theo? ¡Bingo!, obsesionarse con sus miedos. Es decir, cerciorarse de que en la escuela hayan ventanas y puertas por donde escapar en caso de emergencia; repeler una y otra vez con un spray antibichos allá por donde vas; asegurarte que no hay rios, lagos cerca y buscar a la desesperada un teléfono para llamar a los tuyos con la tranquilidad de que estén vivos. De los cuatro críos la mejor y más divertida es Maddie, siempre con su velo y lista para atacar con su repelente cualquier bicho que se atreva a acercarse a ella. La de veces que me he preguntado ¿es que nunca se le acaban los repelentes a esta niña?.
 El resto de personajes, todos adultos y una pareja de gatos y un perro, también rozan el frikismo exacerbado y ridículo. Junto con la ex reina de la belleza Edith Wellington, la acompañan su  mayordomo ciego Schmidty con un chistoso peinado caracola; sus gatos Ratty y Errol y Macarrones, un gordisimo perro sabueso que duerme con pijama porque así lo quiere y añora a Queso (otro perro); y el abogado Munchauser, un hombre feísimo lleno de pelos que vive bajo una trampilla. El panorama para los cuatro chavales no puede ser más desolador y la escuela más que una escuela de frikis parece una escuela de terror.
 Las estancias de esta institución son de lo más raras y absurdas, germen de la extricta disciplina de Mrs Wellington para que los niños superen sus miedos, solo ella sabe lo disciplinario y educativo de sus métodos. Por mencionar unos cuantas: la sala de M & M´s o Murciélagos y Mosquitos (impagable imaginarse la peluca de Mrs Wellington llena de estos "animalitos" y "bichitos" y los niños gritando y Maddie dale que dale al fufú repelente), o la Biblioteca de Alimentos Pestosos, desde vómitos, eructos, malos alientos, pedos y pañales de bebé usados. Puagg ...
 El final del libro es muy sorprendente, bastante. Los cuatro niños unirán fuerzas para salvar a Macarrones de las garras de Munchauser y empezarán a ver el sentido de estar "concursando", haciendo frente cada uno a sus fobias. O al menos, eso intentan. Todos tenemos miedo de algo y preferimos resguarecernos de ello aparcando el momento de enfrentarnos a aquello que tememos, o sencillamente poniendo obstáculos. Pero solo depende de nosotros el ser fuertes para superar la barrera y dejar caer el pavor y miedo que nos cohíbe. Esa es la moraleja que puede sacarse de Escuela de Frikis. Muy recomendable para nutrirnos de esta idea y, de paso, reirnos sanamente.
Las fobias de Lulú, Garrison, Theo y Madelaine continúan con un 2º libro en la que los niños seguirán en el duro proceso de superar sus miedos y, además, entrará en juego un 5º niño, tan raro y friki como ellos. Las aventuras en la escuela de Mrs Wellington nos seguirán regalando tardes divertidas.
Título original: School of fear
Páginas: 286
Editorial: Montena
Puntuación: 10/10
Bibliofiliómetro: