No cabe duda de que "el iberismo" es una opción política con futuro. Pero tampoco la hay de que dicho futuro dependerá mucho del "saber hacer" de las organizaciones políticas. Y en este sentido los términos "liderazgo" e "innovación" vuelven a ser imprescindibles.
Para empezar sería aconsejable que las organizaciones políticas no tuviesen en cuenta "las recetas políticas" ya utilizadas, sin que como mínimo, las mismas hayan sido revisadas y actualizadas, porque precisamente de lo que está necesitada la sociedad es de "nuevos" procedimientos participativos, y de estructuras y actitudes que "los faciliten".
Por otro lado "el iberismo" no debe de ser exclusivamente la reivindicación de medidas administrativas que faciliten el acercamiento político entre naciones o culturas ibéricas con el objetivo de facilitar un proceso de integración política entre ellas. Ser iberista tiene que ser también y fundamentalmente el desarrollo de "un saber hacer", que requiere de capacidad de liderazgo e innovación, y dicho "know how" tiene que transmitirse y asumirse por "todos" los miembros de la organización política, por todas "las personas" que se sientan identificadas con esa nueva forma de participación política y con sus objetivos. Y estos objetivos deben de ser definidos y perseguidos para cualquier ámbito territorial, es decir no tan solo para aquellos espacios o zonas geográficas consideradas fronterizas entre las distintas naciones o culturas ibéricas, sino que deben de estar constituidos al menos por una serie de principios ideológicos y estratégicos que constituyan "las señas de identidad" de los líderes políticos iberistas sea cual sea su ámbito de actuación, y deben servir para que estos realicen con coherencia su actividad.
Transmitir ese "saber hacer" debe ser la primera tarea de cualquier iberista; estar formado y saber formar a cualquier persona es la primera referencia o indicador para apreciar la fortaleza de los miembros de una organización y en conclusión de ella misma.
La eficiencia de una organización y su capacidad de desarrollo no se basa en analizar su repercusión mediática ni en dicha búsqueda, sino en valorar a las personas que la forman y en saber convertirlas en líderes políticos sea cual sea el papel que desempeñen en la organización.