Escuela de Traductores de Toledo: Domingo de Gundisalvo

Por Pablet
La escasez de información biográfica documentada sobre Domingo de Gundisalvo no ha impedido que diferentes estudios hayan establecido que nació en la década de 1110, y que murió en Toledo en la de 1190, última fecha en la que existen noticias. 
Fue arcediano de Cuéllar (Segovia), traductor y filósofo, y la documentación lo sitúa ejerciendo estas actividades en Toledo, formando parte del cabildo catedralicio. 
Las diversas formas en las que aparece su nombre en los documentos y su doble condición de filósofo y traductor ha llevado a algunos autores a considerar que se trataba de dos personas distintas, algo que no parece probable según las últimas investigaciones. 
En su formación recibió una fuerte influencia del neoplatonismo de la Escuela de Chartres (particularmente de Thierry de Chartres y del traductor Hermann de Carintia). 
Como traductor trabajó tanto en solitario como en colaboración, siguiendo el método habitual en la época, es decir, unos leían el texto árabe traduciendo al vulgar mozárabe, y otros (en este caso Gundisalvo), lo vertían al latín. Sus colaboradores conocidos fueron Juan Hispalense y Avendauth. Tradujo obras de Al-Kindī, Avicena, Al-Gazzālī o Avicebrón. 
La elección de los textos traducidos, y por tanto su labor interpretativa, no es independiente de su condición de filósofo. Ambas actividades están estrechamente relacionadas. 
Como traductor transmitió a la Europa medieval algunas de las obras más importantes de la filosofía árabe, introduciendo en el debate filosófico la metafísica aviceniana, la división de las ciencias farabiana, y el hilemorfismo universal de Avicebrón. Como filósofo se nutrió de los autores que traducía y del Aristóteles árabe, que estaba traduciendo en esa misma época Gerardo de Cremona. 
Tuvo un papel fundamental en la recepción y transmisión del corpus aristotelicum arabum, y de la filosofía árabe y hebrea. Algunos autores lo consideran imprescindible para el desarrollo de la escolástica en el siglo XIII, al haber iniciado una nueva forma de razonamiento filosófico y teológico, intentado dotar de una base racional a la teología. 
Entre sus obras destaca De divisione philosophiae, en la que establece una clasificación de las ciencias novedosa al introducir la metafísica y la filosofía práctica.
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