Escultura Hispano-Flamenca en el antiguo alfoz de Almaguer: Las Piedades de Corral de Almaguer, Cabezamesada y Villanueva de Alcardete (y II)

Por Pablet
El relieve de la Piedad durante el siglo XVI
Sabemos que en este nuevo emplazamiento aguantó durante varias décadas soportando los rigores del clima que tanto afectan a esta variedad de yeso, hasta que, con motivo de la construcción de la nueva ermita a comienzos del siglo XVII y coincidiendo con el traslado de la patrona a su localización actual, el relieve pasó a presidir la vieja capilla de la Virgen de la Muela, reconvertida ahora en sacristía de la nueva edificación. 
Ahí permaneció durante siglos, ocupando primero el altar, luego un lateral y finalmente la parte superior de la pila de agua bendita.
 Este último emplazamiento se convertiría precisamente en su principal causa de deterioro, pues entre las gentes del pueblo se generalizó la costumbre de mojarse los dedos en el agua bendita y pasarlos después por el relieve de alabastro antes de santiguarse. 
Ritual que, al ser el alabastro una variedad de yeso, acabó desgastándolo sobremanera hasta ofrecer el aspecto actual. No se libró tampoco el relieve de la animadversión religiosa de las guerras y tanto la cara de la Virgen como la de los ángeles y otras partes de la talla, resultaron terriblemente afectadas por la acción directa de golpes intencionados.
Otras manifestaciones de la iconografía de la Piedad en Corral de Almaguer
Como sede de las dos importantes ferias de las que hablábamos anteriormente y como segunda población en importancia del priorato de Uclés (después de Ocaña, residencia de los Maestres), Corral de Almaguer se convirtió durante el siglo XV y comienzos del XVI, en el principal foco difusor de las nuevas corrientes artísticas provenientes de Centroeuropa que hacían furor en la España de los Reyes Católicos y que acabarían por extenderse a los pueblos de alrededor. 

Es por ello que, además del relieve de alabastro que justifica estos escritos, en Corral de Almaguer existieron otras representaciones, tallas y edificaciones relacionadas con la Piedad. 
El Humilladero de la Piedad o Cruz de Juan Freyre. Se trataba de una pequeña ermita-humilladero situada, como solía ser costumbre, a las afueras de la localidad, coincidiendo con el arranque de alguno de los caminos que partían de la población -en este caso el de Villanueva de Alcardete-.
 Fue erigido alrededor del año 1470 por el caballero de Santiago y comendador ocasional de la villa Juan Freyre, en el estilo gótico flamígero de la época y sus ruinas permanecieron en las eras altas hasta la década de los ochenta del pasado siglo, en que fueron utilizadas para la construcción de unas cercanas viviendas de protección oficial.
En su momento sobresalía en su interior una gran cruz de alabastro tallada en el mencionado estilo gótico, con las imágenes de la Virgen y San Juan a los lados.
La Quinta Angustia en el altar de la ermita de San Sebastián. En el año 1515, el altar de la ermita de San Sebastián era descrito de la siguiente manera: “… 
Tiene una capilla redonda con sus paredes de yeso, maderada e cubierta de madera de pino labrado. Tiene un altar, y en él está colgado un paño pintado de la quinta angustia y la imagen de San Sebastián. 
Y abaxo en el altar, está una imagen de Nuestra Señora de bulto con una camisa labrada e unas faldillas blancas e otras coloradas. E hay una imagen de San Sebastián de bulto. Está el altar con sus manteles limpios e una palia con una cruz negra e un frontal de lienzo pintado y en las gradas una alhombra vieja…”
Piedad renacentista del retablo de la Capilla de los Collados (Año 1535). Museo parroquial.
El retablo de la Piedad de don Alonso López Carbonero. Entre los años 1520 y 1530, el sacerdote de la localidad Alonso López Carbonero, fraile también de la Orden de Santiago y miembro de una importante familia, mandó tallar el retablo renacentista de la Piedad situado durante siglos entre el altar mayor y la capilla de los Collados. Este retablo era conocido entre la gente del pueblo como el retablo de San Felipe y Santiago, por destacar en él la figura de estos dos apóstoles.
La talla de la Piedad del retablo de los Collados. En el año 1535 doña María de Alarcón, mujer de don Gonzalo Collado (muerto en la guerra de las comunidades) mandó erigir en la capilla familiar un bello retablo renacentista dedicado a María Magdalena.
 Dicho retablo se encontraba coronado en la parte superior por una pequeña talla de la Piedad que, junto a otros relieves y tallas procedentes del retablo, se conservan en el pequeño museo parroquial.
El Frontal de altar de la capilla de los Ayllones. A finales del siglo XVI, la capilla fundada por el comendador Juan de Ayllón incluía entre sus pertenencias: “… Un frontal viejo de tapicería con la quinta angustia, y otro de raso verde con frontalera carmesí y un hábito en medio… "
El cuadro de la Piedad de la ermita de la Virgen de la Muela. Por esas mismas fechas, entre los bienes de la ermita de Ntra. Sra. De la Muela se recogía: “… Un quadro grande en que está Nuestra Señora de la Leche con una cortina de tafetán carmesí y red de hilo, otro más pequeño de un Ecce Homo e otro de Nuestra Señora de la Piedad… “
La Piedad en los pueblos de alrededor de Corral de Almaguer
Si grande fue la aceptación que obtuvo la iconografía de la Piedad en Corral de Almaguer, los pueblos de alrededor no sólo no le fueron a la zaga, sino que incluso lo superaron con creces en cuanto a fervor e identificación de sus gentes con el terrible dolor de la madre ante el cuerpo de su hijo muerto. 

No es casual que tanto Villanueva de Alcardete como el Quintanar encumbraran esta representación a sus respectivos patronazgos religiosos, o que en prácticamente todas las localidades del entorno se verifiquen antiguas representaciones pictóricas, esculturas, e incluso viejas ermitas alusivas a la Piedad o Quinta Angustia. 
Recreación del enterramiento de Cabezamesada
Por poner algunos ejemplos: A comienzos del siglo XVI se esculpió en la antigua iglesia de Cabezamesada un sepulcro hispano-flamenco de Alabastro de los denominados de arcosolio, coronado en su parte superior por una talla de la Piedad. 
Dos décadas antes (1494) se constataba en Villanueva de Alcardete la presencia de un altar de la Piedad con su luminaria.
En el año 1507 se construye en Quintanar la ermita de la Piedad aprovechando los terrenos que ocupaba la vieja Sinagoga. En Torrelengua, a 5 km. de Pozorrubio, existía en 1511 una tablilla con una Quinta Angustia pintada. 
En los Hinojosos se encontraba en 1515 una Piedad en la capilla de los Tapia. En Villamayor había una Piedad de pincel donada por Francisco Guerrero según los escritos de 1555. 
En Mota del Cuervo se constata en el mismo año una Quinta Angustia en el altar mayor. También por esas mismas fechas en Miguel Esteban aparece un retablo de pincel alusivo a la Piedad. En Villa de don Fadrique existió una ermita de la Piedad y en 1555 había en el altar mayor de la parroquia dos imágenes de la Quinta Angustia. 
En Ocaña existió un hospital de la Piedad también por estas fechas y en Puebla de Almoradiel se verifica la existencia de una talla de la Quinta Angustia en la antigua ermita de Palomarejos.
Como podemos apreciar, la aceptación por el pueblo llano de esta nueva iconografía procedente de Centroeuropa fue espectacular en toda la comarca. Sin embargo, el paso del tiempo, el abandono y la acción de los seres humanos, se encargaron de relegar al olvido, cuando no a la destrucción, la mayoría de las mencionadas obras de arte. Sólo dos bellas y antiguas tallas de la Piedad sobrevivieron a la incuria de los tiempos en las localidades de Cabezamesada y Villanueva de Alcardete y son de las que hablaremos a continuación.
La Piedad de Cabezamesada
Piedad de Cabezamesada
Se trata de uno de los escasos ejemplos del último arte hispano-flamenco en la comarca. Tallada en alabastro blanco, la pequeña Piedad de Cabezamesada formó parte de un antiguo enterramiento nobiliario de los llamados de arcosolio y más concretamente del que contenía los sepulcros del comendador Alonso Ramírez y su esposa Isabel de Garnica (castellanizado de Guernica). 
Dicho enterramiento se encontraba empotrado en el lado del evangelio de la primitiva iglesia parroquial de Cabezamesada, situada extramuros de la villa. En la visita que la Orden de Santiago realizó en el año 1515, es descrita de la siguiente manera: “… la iglesia está sobre un cerro, a un tiro de ballesta fuera de la villa. Tiene buenas paredes y edificios, e son tres naves bien maderadas de pino e una capilla redonda de buen maderamiento con sus cintas e saetino pintado.
 E a la mano izquierda, como entran, está un enterramiento del comendador Alonso Ramírez metido en la pared con dos bultos de alabastro, e junto a los dichos bultos está una capilla que es de Pedro de Burgos con su altar e un retablo viejo de pinzel. Y al cabo de la dicha iglesia está una tribuna que agora nuevamente se ha fecho después de la visitación pasada… “. 
Si tenemos en cuenta que el sepulcro no aparece mencionado en los escritos hasta el año 1515 y durante los años 1506 y 1507 se declaró una terrible epìdemia de peste que diezmó a los habitantes de la comarca, no descartamos que fuera esa la causa del fallecimiento del comendador y su esposa, y el enterramiento se tallase entre esas fechas y el año 1510.
Obedecería pues al último gótico hispano, conocido como flamígero o isabelino, surgido tras la llegada de los maestros alemanes y flamencos a Castilla (Toledo y Burgos) a mediados del siglo XV. 
Se trata por lo tanto de una obra tardía (comienzos del siglo XVI), llevada a cabo muy probablemente por algún discípulo de la escuela hispano-flamenca de Toledo, aunque dejando entrever los nuevos influjos renacentistas italianos en la gruesa y acolchada indumentaria que cubre la parte superior de la saya de la Virgen y en la ausencia de manto.
 Tanto en la parte posterior de la cabeza de la Virgen como en la del Cristo, se pueden apreciar aún los restos de las cresterias góticas que adornaban la parte superior del sepulcro nobiliario (macolla) y de la que formaba parte la presente escultura.
Piedad de Cabezamesada con fondo rojo.
En los escritos de la Orden de Santiago correspondientes a la visita del año 1555, se recoge al hablar de la nueva iglesia de Cabezamesada: “… 
En la capilla del dicho Pedro de Burgos, está un altar de yeso con un retablo con sus imágenes de pincel de Santa Catalina y San Antón. Tiene una reja de madera.
Al lado del evangelio de la dicha capilla está un arco en donde están unos bultos de alabastro del comendador Alonso Ramírez y su mujer doña Isabel de Garnica, difuntos. Tienen encima del arco una imagen de la Piedad… “.
Con el tiempo y el paso de los siglos, el sepulcro fue trasladado por la familia a la vieja ermita del Nuestra Señora del Castillo, donde en 1912 era descrito por el Conde de Cedillo en los siguientes términos:
 En la antigua ermita de la Virgen del Castillo, hoy cementerio, se encuentra un monumento funerario en marmol blanco.
Ábrese, en lo que resta del ábside de la derruida ermita, una profunda hornacina de arco carpanel con labores en los capitelillos que lo reciben. Resguardados por la hornacina, aparecen los bultos de cuerpo entero y tamaño natural, de un varón y una dama. 
Él es un caballero santiaguista que trae, birrete, manto, arnés entero, cota de malla y espada. Cúbrese ella con una especie de monjil y amplia vestidura. La urna sepulcral o sarcófago, descansa sobre tres leones. En su frente vense dos escudos nobiliarios sostenidos por sendas parejas de ángeles

. En el borde va en letra alemana minúscula, la siguiente inscripción: "aqui yace el onrado caballero A. Ramires, el qual.... (sigue la inscripción ya borrosa o ilegible)..... el estado de conservación de este bello monumento es lamentable.
La Piedad de Villanueva de Alcardete
Antigua foto de la Piedad de Villanueva de Alcardete.
Nos encontramos, sin lugar a dudas, ante un bello ejemplo de las llamadas Shönen Vesperbilder o imágenes dulces de la Piedad importadas de Alemania o Borgoña durante la segunda mitad del siglo XV. 
Aunque en su momento fueron muchas las tallas de este mismo estilo que adornaron las iglesias parroquiales del Priorato de Uclés, la piedad de Villanueva de Alcardete es hoy por hoy la única Piedad de bulto redondo que ha pervivido en la comarca y una de las pocas (excluida la Piedad del tesorero de la Catedral de Toledo y la del Museo de Santa Cruz), que han llegado hasta nuestros días en Castilla la Mancha.
En la más pura tradición centroeuropea, el grupo escultórico de Villanueva de Alcardete presenta una Virgen joven con rasgos dulces y serenos, que inclina la cabeza hacia adelante y abajo en actitud de abatimiento y sujeta en sus rodillas el cuerpo inerte de su hijo. 
Las facciones de María, un tanto difuminadas por repintes y restauraciones, manifiestan un dolor contenido ante la muerte de Cristo, cuyo cuerpo, de un tamaño más proporcionado que las primeras imágenes alemanas, aparece rígido y en disposición casi horizontal, con las manos recogidas sobre el vientre y las piernas dobladas en ángulo recto.
 A pesar de que el escultor pretendía resaltar el “rigor mortis” del cadáver con la rígida disposición de Cristo sobre las rodillas de su madre, las facciones de éste último, un tanto difuminadas también por repintes y barnices, aparecen extrañamente serenas y relajadas, con los signos de la pasión poco pronunciados y ausencia de corona de espinas. 
Destaca en el grupo escultórico la bella indumentaria de la Virgen, cuyos mantos descienden formando estilizados pliegues que conforman la típica disposición triangular y otorgan volumen al conjunto.
La Piedad de Villanueva de Alcardete en la actualidad
Creemos, vistos los rasgos escultóricos, que se trata de una talla importada de Centroeuropa (Borgoña), si bien con algunos rasgos distintivos que la diferencian de las primeras Schönen Vesperbilder alemanas (Postura recta de la cabeza del cristo, ausencia de signos marcados de la pasión -incluida la falta de corona de espinas-, disposición poco ondulada de los pliegues de la toca y de algunas zonas del manto de la Virgen), que nos inducen a pensar que se trata de una obra tardía y muy probablemente de la segunda mitad del siglo XV. 
En cualquier caso y dados los altos precios que alcanzaban este tipo de tallas en piedra, es muy probable que fuera adquirida por alguna cofradía o por algún personaje adinerado de la localidad. 
En este sentido nos consta que la vieja iglesia parroquial contaba ya en 1493 con un altar de la Piedad, dado que los escritos de la Orden de Santiago, al hablar de las posesiones del beneficio curato, recogian: “… otra tierra saliendo de las puertas de la dehesa en pontihuera, que hace diez çelemines.
 Otra haça de la lámpara de la Piedad de çinco fanegas de çevada, linde Juan Martínez Palomero… “. Y si existía una lámpara de la Piedad, existía también un altar y probablemente una cofradía gremial que atendía la luminaria y pagaba la cera con la producción obtenida por las cinco fanegas de cebada. 
Seis años después (1500) esa tierra se vendía para comprar un retablo donde poner de forma más adecuada la talla de la Piedad o Quinta Angustia, cuya luminaria, en razón de la creciente popularidad de la imagen, sería costeada por las limosnas de los vecinos y miembros de la cofradía.
Esa creciente popularidad, la llevarían finalmente a convertirse en patrona de la villa una vez pasado el Concilio de Trento.
La iconografía de la Piedad en la actualidad 
Una Piedad más actual: El beso de la muerte
Aunque pueda parecernos sorprendente, la Piedad está más presente que nunca en nuestros días. Y no me refiero a su creciente ausencia en el corazón de los seres humanos (lo del drama de los refugiados y la pasividad de los gobiernos está llegando a límites insoportables de crueldad y deshumanización), sino a su forma iconográfica más pura, es decir: a la imagen de la madre con el hijo muerto en su regazo que en la Europa medieval fue capaz de remover conciencias, y que hoy en día, a base de aparecer diariamente en las televisiones por culpa de las estúpidas e interesadas guerras, no consigue ya provocarnos ni tan siquiera sentimientos de compasión.
Sin embargo, la realidad está ahí, más insistente e insoportable que nunca, para recordarnos la miseria moral del ser humano y su deplorable naturaleza. Vaya esta dedicatoria final para todos aquellos que, de manera egoista y desde el sofa de sus casas, justifican la falta de acogimiento a los refugiados en base a su supuesta pérdida de seguridad y calidad de vida. 
He aquí algunas muestras de Piedades actuales de carne y hueso.





Rufino Rojo García-Lajara. (Enero de 2017)
-Todos los derechos reservados-
(Con mi agradecimiento a Santos Alcolado, párroco de Cabezamesada)
Bibliografía:
AHN. ORDENES MILITARES. Libros de Visitas. Leg. 1.079C. Visita de Cabezamesada de 15 de mayo de 1515. (fol 564) y Leg. 1.086C. Visita de 1555 (fol 407).AHN. ORDENES MILITARES. Libros de Visitas. Leg. 1067C. Visita de Villanueva de Alcardete de 4 de Marzo de 1493. (fols. 347-352)CONDE DE CEDILLO. Catálogo Monumental de la Provincia de Toledo. Dip. Provincial I.P.I.E.T. Año 1991.CUADRADO GUTIÉRREZ, JOSÉ LUIS. Iconografía de la Virgen de la Piedad. Revista Átticus Nº 18 y 19 (Junio y Noviembre de 2012).DOMUS PUCELAE. Domuspucelae blogspot.com. Theatrum: La Piedad, el dolor de una joven doncella.GABARDÓN DE LA BANDA, JOSÉ F. Los grupos escultóricos bajomedievales de la piedad en la Archidiócesis hispalense. Laboratorio de Arte 10 (1997).GABARDÓN DE LA BANDA, JOSÉ F. Iconografía medieval en los programas ornamentales de los espacios funerarios. El caso hispalense. Univ. De Sevilla.MORALES CANO, SONIA. Símbolos, formas y espacios de la escultura gótica funeraria en Castilla la Mancha. UCLM: (2010)RODRÍGUEZ PEINADO, LAURA: Dolor y lamento por la muerte de Cristo: La Piedad y el Planctus. UCM, Revista Digital de Iconografía Medieval. Vol. VII Nº 13.RODRÍGUEZ PEINADO, LAURA: Virgen de la Piedad. UCM. Documento 26.310 PDF
sábado, 21 de enero de 2017Publicado por RUFINO ROJO GARCÍA-LAJARAhttp://historiadecorral.blogspot.com/2017/01/escultura-hispano-flamenca-en-el.html&version;
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