Leo en otro blog, una frase que me ha llamado la atención y que me lleva a escribir este post:
“Los seres humanos somos los campeones del mundo eninventarnos excusaspara explicar el por qué no hemos sido capaz de cumplir con algo”
Cuándo nos hacemos mayores, perdemos nuestra inocencia y esa naturalidad que tenemos de pequeños, la perdemos. De mayores comienzan las excusas y las mentiras para enmascarar o tapar algo que no nos conviene. Somos capaces de articular e ingeniar infinidad de ellas, de todos los colores, formas y contenidos, excusas difíciles de creer para el mundo que nos rodea, pero que bien por un motivo u otro, durante nuestro Camino de Vida lo hacemos o eso creemos, con una naturalidad innata llegando a incorporarlas y creérnoslas.
Todos tenemos momentos de debilidad, y justo ahí por miedo añadimos a nuestro día a día estas mentiras/excusas supuestamente para protegernos. En realidad con ellas no fallamos a los demás, si no a nosotros mismos.
Somos capaces de repetirlas varias veces, incluso en un mismo día, porque en ellas nos sentimos protegidos de la realidad, esa que nos da miedo y que sorteamos con esta acción.
Pero también es cierto, o eso creo, si siempre dijéramos la verdad absoluta de lo que pensamos, a lo mejor tendríamos problemas, con nuestro jefe, un amigo, un herman@ o tu pareja.
Ser honesto requiere de un esfuerzo, y es doloroso pero nos ofrece la satisfacción cuando lo conseguimos, de la tranquilidad de estar en paz con uno mismo.
Culpar a los demás también es algo que hacemos con frecuencia, justo para desviar la atención, protegernos y no enfrentarnos con nuestros propios miedos, es más fácil, más eficaz, hacemos más ruido y el humo que creamos tapa la atención momentáneamente y claro, eso nos va bien.
“Si la inocencia, pues, a nadie excusa, a ejecutar comienza tu deseo”
A veces me gustaría volver a ser niño y poder decir lo que pienso, con naturalidad, sin miedo a reproches, porque ellos dicen lo que piensan y sus excusas sólo son fruto de un estado neutral de inocencia absoluta.
David Córdoba