Ese momento de tensión cuando te echan del tren

Por Saraytg @Desdemilanblog

Ayer volví a vivir un momento que aunque me pone muy furiosa luego lo pienso y me hace mucha gracia. Iba yo tan contenta una mañana más hacia el trabajo, esperando el tren contenta porque no llovía, cuando llegó mi tren con un poco de retraso como es costumbre en la red de transportes milanesa. No pude sentarme porque el vagón iba hasta arriba de gente y eso, obviamente, me ponía ya de mal humor los primeros minutos de recorrido.

Al poco tiempo se liberó un asiento y yo rauda y veloz fui como una gacela en mitad de la sabana africana para que no me quitaron mi posición. Pero fue por poco tiempo mi descanso y felicidad ya que llegamos a una de las estaciones y el tren se paró por un montón de tiempo. Sin embargo, mostrando sus últimas energías, el tren continuó hasta la siguiente estación acumulando un importante retraso. Fue en la siguiente estación donde el tren decidió que ya no iba a andar más.

Yo estaba leyendo felizmente, inmersa en lo que Jane Austen quería contarme, cuando de pronto se oye una voz del más allá… ¿Es Dios? ¿Es el Super de Gran Hermano? ¿Eran los extraterrestres que venían a invadir la Tierra? Noooo… era el conductor del tren que nos mandaba un mensaje:

“Señores pasajeros, debido a problemas técnicos el tren no podrá continuar. Les rogamos cojan el tren del Binario (andén en español) número 7 para continuar su viaje. Rogamos disculpen las molestias”.

Todo el mundo miró hacia arriba, como si esa voz viniese del más allá, de más allá del techo del vagón. Hubo unos segundos para mirarse las caras unos a otros hasta que el cerebro capta y procesa las instrucciones y arranca el momento divertido de la jornada. Como si hubiesen anunciado que el vagón se autodestruiría en 30 segundos, toda la gente se levantó y empezó a acercarse a la puerta de salida. No era en plan estampida, los italianos son civilizados, pero todos tenían ganas de salir cuando antes. Daba igual que no supieras en qué binario estabas, y cuál era el binario 7… lo importante en la mente de los pasajeros era salir del tren lo antes posible.

Curiosamente estábamos en el binario 8 así que según bajaba la gente al andén, se subía al tren que tenía en frente, lo cual a mis ojos era realmente divertido. Ver una masa de cientos de personas salir de un tren, pisar el anden e inmediatamente subirse al tren estacionado en frente daba una imagen de película realmente curioso.

Así lo veía yo que intento mantener el buen humor aunque llegaba más tarde al trabajo de lo que normalmente llego. Pero no fue así para todos. Ahí se quedó un señor en el andén gritando y maldiciendo de un idioma incomprensible para mi (era Pugliese al parecer, de la zona de Puglia) a los maquinistas, a la red de transportes italianos y a toda la familia de todo el mundo.

Desconozco porqué en vez de gritar desde el nuevo tren gritaba enfurecido desde el andén. El caso es que el nuevo tren partió y él se quedó con su mala leche esperando no se a qué.

Cosas curiosas de la vida de Milán que entenderán sólo los que vivan aquí ;-).


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