En el año 1990, cuando la sonda Voyager 2 estaba a punto de salir del sistema solar y ya había sobrepasado Neptuno, Carl Sagan convenció a la NASA para que la nave girara sobre si misma e hiciera una foto de lo que había dejado atrás. En esa foto se aprecía un pequeño punto casi invisible a 6000 millones de kilómetros de distancia, una diminuta mota de polvo suspendida en un rayo de sol. Merece la pena verlo narrado por el propio Sagan.
Esta semana se ha celebrando en Copenhague la cumbre sobre el cambio climático, quizás el mayor problema ambiental al que nos hemos enfrentando en toda la historia de este planeta. Quizás ahora este corto documental tenga más vigencia que nunca para darnos cuenta de la responsabilidad que tenemos para preservar y cuidar ese pequeño punto azul pálido en el que vivimos.
Como decía Carl Sagan "El universo no fue hecho a medida del hombre; tampoco le es hostil: le es indiferente"