Las cuevas de Skocjan son Patrimonio de la Humanidad y la visita más común es la que dura un par de horas y se realiza de manera guiada. El punto de encuentro está cerca de las taquillas y se camina durante unos 10 minutos hasta dar con la entrada principal de la cueva. Se accede a ella por un túnel construido en 1933. Durante la visita se pasa por varias salas: la cueva Silenciosa (con el Paraíso, el Calvario y el Gran Salón de 120 m de ancho y 30 m de alto), la Cueva de los Susurros con paredes de 100 m de alto y la Cueva Tominc. Después de salir de las cuevas, puedes volver dando un pequeño paseo o en funicular. Cerca de donde te deja el funicular, tienes un par de miradores.
Todas las salas son espectaculares, hay una parte del trayecto que se hace en tren (unos 3,5 km) y el resto a pie (1,5 km). Cuando vas en esta especie de tren descapotable pasas por una espectacular sala a la que no nos dió tiempo de fotografiar. Es ESPECTACULAR, iluminada con unas grandes arañas, te deja sin palabras.
El tren te lleva hasta la Gran Montaña, y aquí comienza la parte guiada a pie. Desde la caverna Gora Velika y tras cruzar el pequeño puente construido por los prisioneros rusos en 1916, se lleva a las Cuevas Preciosas con estalactitas y estalagmitas de 2 millones de años; luego vienen la Cueva Negra la Cueva Pivka y la Sala de Invierno. La visita acaba en la Sala de Conciertos, con una capacidad de 10.000 espectadores. Antes de terminar la visita, podemos intentar divisar al Proteus anguinus (Proteo), una especie de salamandra ciega que vive en la oscuridad y puede vivir hasta un siglo, pudiendo estar hasta una década sin comer.