Todos pasamos por esos días que nos resulta más difícil trabajar. Ya sea por nuestro estado de ánimo, por las tareas que nos toca afrontar… Sea como sea, parece como que no avanzamos. Para esos días difíciles puedes seguir una serie de pautas para dinamizar tu rutina y romper el hielo (productivamente hablando).
Imagen vía José Antonio Galloso bajo licencia Creative Commons
- Utiliza la técnica pomodoro. Establece franjas de trabajos sin interrupción durante 25 minutos. Entre franja y franja realizaremos una pausa de cinco minutos, las cuales ayudan a acondicionar las habilidades mentales. Si el trabajo se vuelve pesado, si estas en uno de esos lunes tan densos y poco atractivos esta técnica te permitirá empezar a tirar del carro.
- Dividir el trabajo en tareas más simples. Podemos organizar bloques de trabajo que impliquen una única tarea, pero esta la desglosaremos en tareas más simples que sean mucho más fáciles de completar. Poder empezar y acabar una de estas mini-tareas con facilidad motiva a seguir adelante.
- Identificar las tareas clave. Antes de ponernos manos a la obra identifiquemos las tareas importantes, o aquellas partes que representan una mayor carga de trabajo. De esta manera, aunque no terminemos todo aquello que deberíamos haber terminado, tendremos lo más importante fuera de nuestra lista de cosas pendientes.
- Compite contra ti mismo. Márcate pequeñas metas e intenta superar-las. Si tienes un trabajo repetitivo puedes medir cuantas acciones puedes realizar en un determinado periodo de tiempo e intentar superarlo. Lo que estamos intentando es buscar un enganche que nos permita seguir trabajando sin perder el foco.
- Prémiate. Permítete un capricho o un pequeño regalo a condición de superar los logros del día. No hablo de nada monetario, ni nada material, simplemente de un pequeño detalle como una taza de chocolate después de un duro día de trabajo. Estas pequeñas recompensas sirven para que nos demos cuenta que el esfuerzo vale la pena
Si os habéis fijado seguimos el principio de dividir, el tiempo o trabajo, en segmentos más asumibles. Juntamente con el uso del mecanismo esfuerzo – recompensa para consolidar un comportamiento que nos ayude en aquellos momentos en que tenemos pocas ganas de dar el callo.
La productividad no es tan solo ser eficiente, también es la habilidad de HACER cuando el entorno no es el más favorable. Lo más importante en estas situaciones es tirarse a la piscina aunque no tengas ganas, recuerda que una buena forma para no ver el panorama tan negro es esbozar una breve preparación de lo que tienes por delante. Y para abrir fuego cualquiera de los puntos expuestos puede servirte.
¿Y tú, como lo haces? Tienes alguna técnica en especial para esos días a los que parece imposible sobrevivir. Deja tu comentario o envía tu tweet a @davidtorne
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