El Teatro Lara es el filtro instant del teatro madrileño.
Esta vez toca un poco de teatro infantil. Saquemos pues nuestra capacidad para deleitarnos del puro entretenimiento, diversión sin necesidad de pensar y la mirada inocente para pasarlo tan bien como cualquier personita de estatura reducida.
Después de Esos Locos Fantasmas
Personajes y vestuario son positivamente extravagantes, con unos singulares actores que pisan con fuerza el escenario con sus bailes, cantos e interpretaciones alegres y llenas de energía.
De poner alguna pega diría que es quizá un panfleto propagandístico del teatro, una publicidad encubierta para sus próximos espectáculos y una forma de presión social para bajar de una puta vez el 21% del IVA cultural. Pero joder, todo sea por ver a más niños, padres y cualquier otra forma de ser humano convirtiéndose a la religión del teatro.
Amén hermanos.