Siempre hay tiempo para un pequeño respiro.
A mi me cuesta tomármelo, pero es cuestión de proponérselo y aprovechar cualquier hueco o tiempo muerto entre actividades, desplazamientos o tareas y de cambiar un poco el chip . Porque hay obligaciones ineludibles, pero otras muchas que nos creamos nosotros mismos sin necesidad.
Esta mañana iba yo , como siempre, acelerada. De una reunión de trabajo a casa para preparar la comida y después ir a recoger a Adrián al cole. Venía en el coche pensando en lo que iba a cocinar,lo que iba a tardar y en que quizás aún me diera tiempo a recoger un poco la casa y a publicar algo en la página de La Luciérnaga, con Luz Propia.
Todo perfectamente calculado cuando, a través del retrovisor, veo a Gael dormido. ¡ Horror ! Mi gozo en un pozo. Ahora tendria que bajarle del coche y si ,con suerte seguía durmiendo, quizás podría hacer todo lo previsto. Pero si, como era probable se despertaba molesto por el trajín, no solo no iba a poder hacer nada, sino que además ibamos a tener una llantina tremenda.
Y, la verdad, no me apetecia nada , ni por mi, ni por él , asi es que me he parado en la playa que hay cerca del cole y me he dedicado a respirar, oler y sentir la brisa marina , el sonido de las olas y el mar de otoño.
Y , ¡ oh sorpresa ! El mundo no se ha derrumbado bajo mis pies, ni han caido meteoritos del cielo, ni el mar me ha devorado por no cumplir con " mis obligaciones " .
Sí, quizás mis hijos no han tenido la comida lista a las 2 de la tarde, ni la casa recogida ( como si para ellos fuese imprescindible, tenían un poco de hambre, pero nada que no se solucione con un poquito de fruta mientras se preparaba el almuerzo ) . A cambio, ahora mismo tienen una madre relajada, a la que le importa un comino que le hayan desmantelado el salón para convertirlo en un campo de batalla, que haya cuatro niños pegando botes aquí mientras escribo o que Gael me haya desenrrollado un rollo entero de papel higiénico .
Es cuestión de priorizar y de pensar en qué nos compensa más y para mi, a veces es necesario saltarme algunas " normas ", las mias propias, y dedicarme a disfrutar un poquito de la vida. Por mi y por mi familia, porque cuando me sobrecargo y me saturo, se lo transmito a ellos y todos lo pasamos mal.
Y en estas estoy ahora mismo, sentada delante del ordenador, relajada, con la casa patas arriba y los niños disfrutando de poder desordenarla libremente, mientras yo escribo esto para releerlo la próxima vez que me ponga de los nervios porque no llego a todo lo que pretendo.
Abrazos y Feliz fin de semana
Jasmin