He visto con tristeza, el inicio de los movimientos de tierra y cercado de gran parte del Paseo Vargas que bordea a la Av. Bolívarde Caracas con motivo de la construcción de 776 viviendas. Aclaro, aunque creo evidente, que mi tristeza no es por la construcción de viviendas, cosa necesaria para satisfacer la exigente dignificación de aquellos habitantes de Caracas (y del país) que no han tenido derecho a la ciudad, sino, por el deterioro de un espacio público verde, que aún con falta de mantenimiento y abandono intencional, no dejaba de ser un espacio de oxigenación para una ciudad saturada de contaminación, hacinada y profundamente agresiva ante sus ciudadanos más nobles: los niños y la tercera edad.
Más viviendas en Caracas no deben estar en contradicción con los espacios públicos, que se expropie a los latifundistas urbanos pero no los espacios públicos o naturales. En Caracas no cabe otra Caracas, En Caracas cabe una Caracas digna para todos los que la habitan, eso sólo será posible con voluntad política, no con más “gobiernos” en Caracas.Espacio crítico para la construcción socialista #35: Que se expropie a los latifundistas urbanos pero no los espacios públicos o naturales.
Publicado el 13 junio 2011 por Jmartoranoster
Nicmer N. Evans
@NicmerEvans
evansnicmer.blogspot.com
nicmerevans@gmail.com
Conversando con Fruto Vivas en “Cara o Sello” programa de RNV-Activa 103.9 F.M. que conduzco todos los miércoles de 8 a10 de la noche, me enteré en detalle sobre el proyecto original del Paseo Vargas, que incluía una laguna artificial en el espacio que actualmente ocupa la nueva sede de la Galería Nacional, como una necesidad de canalizar las corrientes subterráneas de agua que se encuentran debajo de Parque Central, pero adicionalmente se me develó el gran misterio que como amante de nuestra hermosa montaña siempre me pregunte, ¿a dónde va el agua que baja del Wuarairarepano? Fruto, con su verbo sin cortapisas respondió: “Nos la tomamos en cerveza todos los día”. Es la Polar la que disfruta del suministro permanente del agua canalizada del Guarairarepano, junto al Country Club y sus “maravillosos campos de golf”. Son los amos del valle los que disfrutan de la riqueza natural de nuestra ciudad mientras la misma montaña se quema anualmente por no tener un regado que permita evitar que los incendios se la devoren.
En nuestra ciudad grande (la que no es reconocida urbanísticamente, pero que existe de hecho y que suma a los municipio Libertador, Chacao, Sucre, Baruta y El Hatillo) cuenta con una superficie de 822,9km², en éste espacio confluyen: 5 Alcalde, una Jefa de Gobierno, un Alcalde Mayor, un Gobernador y ahora un Ministro, además de ser el asentamiento de todos los Poderes Públicos de la nación. Son nueve autoridades (sin contar al Presidente) que se superponen en toda o parte de la ciudad, pero no existe ninguna instancia real de formulación o coordinación de políticas públicas eficiente, ni por parte de gobiernos de oposición con intereses burgueses, ni de aquellos que desde el proceso revolucionario intentan ser eficientes en el cumplimiento de los servicios públicos para el poder popular, a veces lográndolo y en otras oportunidades simplemente no.
Entrampados en una estructura cabildezca, que ya no da respuesta a las demandas de una ciudad que aunque aprisionada no deja de crecer, Caracas ya no da abasto ni para centros ni para periferias. Hacer de Caracas una “Comuna”, una verdadera comunidad (lo que implica comprender que su valor fundamental es lo común y sus ciudadanos su principal valor) es el reto central.
Un habitante que: dura 3 “horas pico” diarias en una cola como mínimo, que tiene un transporte público “privado” que brinda un pésimo servicio sin derecho a “pataleo”, que tiene que esperar que pasen 5 trenes en el Metro para montarse a empujones (ya que el Metro no da abasto real ni podrá hacerlo colocando más trenes hasta que se corrijan otros problemas urbanos), que camina por aceras con el riesgo permanente de falsearse un tobillo, que no sabe si llegará o se le irá el agua el día de hoy, que sale de su casa rezando porque al regresar no se le haya caído, que al cruzar la calle tiene que ver para todos lados y lanzarse a “la buena de Dios” pidiendo que el conductor que pasa esté de buenas y hoy quiera respetar el semáforo, y además ligar porque los motorizados toquen corneta (si tienen) en el momento que vaya en sentido contrario (cosa que hacen permanentemente) o que no sabe si hoy recogerán la basura ni a que hora; definitivamente no es ciudadano, ya que no tiene derecho a la ciudad, el problema no es restaurar algún espacio público o mejorar algún servicio, el problema es estructural.
Una solución, aunque no definitiva, es la implementación del orden como una exigencia general, pero el orden en Caracas no pasa sólo por más mano dura y una autoridad central eficiente y eficaz, pasa por una acción popular y comunal que sea protagónica de los cambios. Lo demás, está en “Ideas para una Caracas posible” escrito por Fruto Vivas en el año 2007.
1.- Horarios alternos para la entrada y salida laboral de los bancos, oficinas públicas, comercios, colegios, oficinas privadas.
2.- Metrobuses de 2 pisos.
3.- Desarrollo de la vía alterna autopista del Sur, que conecte Hoyo de la Puerta con Fila de Mariches.
4.- La autopista Antímano- La Victoria.
5.- La continuidad de la Cota Mil.
6.- Eliminar el uso de la gasolina en los automóviles de la ciudad usando gas.
7.- Transformar todo el transporte de autobuses en Trolly Buses eléctricos.
8.- Hacer un programa de reforestación para la ciudad dirigido por expertos en arborización urbana.
9.- Reponer el plan desarrollado en 1980 “La basura es un tesoro” que se ejecutó en Caricuao, para el reciclaje.
10.- Colocar una tubería con grandes aspersores a lo largo del Guarairarepano para aprovechar el agua que baja de la montaña en el riego de la misma para que los expertos forestales hagan la reforestación.
11.- Respetar e incrementar las áreas verdes de la ciudad.
12.- No construir viviendas o sustituir ranchos por viviendas si no garantizamos la capacidad productiva de todos los usuarios. Como dice Fruto: “Morirse de hambre en una casa nueva también es morirse de hambre”.
Entre otras tantas ideas viables a favor de una ciudad que exige volver a ser tan bella como la “Cuna del Libertador”. Indefinitiva, es falta de voluntad política y centralización en los procesos decisionales, además de voluntad ciudadana lo que definirá el futuro de una ciudad que ha llegado al tope de su resistencia urbana.