Espacio Periodístico y Memoria Colectiva
¿Qué es la Memoria Colectiva?
¿Existe de manera independiente a cada uno de los individuos de un grupo? ¿Se materializa de alguna forma? ¿Podemos sostener que en los medios periodísticos, en diarios, revistas, etc. yacen muestras, huellas, etc. de la Memoria Colectiva de un grupo en particular? Intento una respuesta.
La Memoria Colectiva
Maurice Halbwachs es un sociólogo durkheimiano cuya prometedora carrera quedó segada a manos de los nazis que lo deportaron y asesinaron. En su libro La memoria colectiva (traducción de Inés SanchoArroyo. — Zaragoza : Prensas Universitarias de Zaragoza 2004; original La mémoire colective, 2d. ed. 1968; obra póstuma, publicada en 1950) describe la memoria colectiva como aquel conjunto de recuerdos compartidos por un mismo grupo de personas que forman una “comunidad afectiva”, en el sentido de que vivieron una misma experiencia en un espacio y tiempo dados; y sostiene que esos recuerdos, en interacción con objetos de ese espacio-tiempo (monumentos, edificios, paisajes, muebles, etc.) o de naturaleza análoga a los mismos, se gatillan en cada individuo del grupo, no necesariamente idénticos, y van construyendo o reconstruyendo [hoy diríamos intersubjetivamente] aquella experiencia común recordada la que llega a constituir un “hecho social” y por lo tanto objetivo y medible.
En efecto, Halbwachs asegura que esta memoria es función del grupo, pues su duración “se limita (…) a la duración del grupo” (La memoria… p. 30). Es de naturaleza grupal: “…grupo, en cuya memoria…” (La memoria… p. 34) y por tanto “mayor” que la de cada uno de los individuos: “…una memoria colectiva mayor, que incluiría a la vez la mía y la suya” (p. 35). Lo es, entonces ”del partido, del cenáculo liteario, de la asamblea religiosa…” (p. 35) o del grupo que sea.
En Los marcos sociales de la memoria (1925) “demuestra que es imposible concebir el problema del recuerdo y de la localización de recuerdos si no se toman como puntos de aplicación los marcos sociales reales que sirven de puntos de referencia para esta reconstrucción que denominamos memoria” (Jean Duvignaud, Prefacio, La memoria colectiva, p. 8). Es decir, requiere de soportes físicos, materiales, objetivos: “No hay memoria colectiva que no se desarrolle dentro de un marco espacial”, dice Halbwachs (La memoria colectiva, p. 144). “…nuestro entorno material lleva a la vez nuestra marca y la de los demás. Nuestra casa, nuestros muebles y la forma en que están distribuidos, todo el orden de las habitaciones en que vivimos nos recuerdan a nuestra familia y a los amigos a los que solemos ver en ese entorno” (La memoria… p. 132).
Ese marco espacial tiene un efecto aglutinador del grupo con efectos a distancia, tanto en lo temporal como en lo espacial: “…cuando los miembros de un grupo están dispersos y no encuentran nada en su nuevo entorno material, que les recuerde la casa y las habitaciones que han dejado [lo que implica que también se puede dar el caso de que el marco espacial opere por efecto de asociación mental ante objetos análogos a los que originaron o contextualizaron la situación recordada], si permanec unidos a través del espacio, es porque piensan en esa casa y en esas habitaciones.” (La memoria… p. 133). Este efecto a distancia opera mediante las imágenes mentales: “Así se explica que las imágenes espaciales desempeñasen ese papel en la memoria colectiva (…) El lugar ha recibido una huella del grupo, y a la inversa [o sea, el grupo ha recibido una huella del lugar: la imagen]” (La memoria… p. 133), “Las costumbres locales se resisten a las fuerzas que tienden a transformarlas y esta resistencia permite percibir mejor hasta qué punto en estos grupos la memoria colectiva se apoya en imágenes espaciales.” (La memoria… p. 136).
Y plantea que no sólo hay espacios físicos que interactúan/recrean/conservan/estimulan/hacen-parte-de esta memoria colectiva, sino que además se puede hablar de “espacios económicos”, “espacios religiosos”, “espacios jurídicos”. Así “las relaciones legales se basan en el hecho de que los individuos tienen derechos y la capacidad de contraer obligaciones independientes de la locación física (…); los grupos económicos se basan en posiciones de producción, no de espacio (…) Esto es todavía más verdadero para grupos religiosos [que] establecen lazos invisibles entre sus miembros…” (La memoria… p. 139-140, aunque he preferido la traducción de Javier C. Bravo Magaña en Estudios sobre las culturas contemporáneas, año/vol III, Nº009, Universidad de Colima, México, p. 19). No obstante, Halbwachs precisa que en todos estos casos hay igualmente un vínculo material, una imagen espacial de un cierto lugar, ejemplo: “Las actividades financieras y bancarias se sitúan dentro del marco espacial a donde debemos ir a firmar los documentos y depositar o retirar fondos…” (La memoria… p. 142, traducción de Bravo Magaña, p. 22).
Ahora podemos preguntarnos: ¿Es la memoria colectiva un hecho social?
Los hechos sociales
Para Durkheim los hechos sociales (considerados como “cosas”) “consisten en maneras de obrar, de pensar y de sentir, exteriores al individuo, y que están dotadas de un poder coactivo, por el cual se le imponen.”(Durkheim, Las reglas del método sociológico, traducción de Antonio Castellanos, impreso en Colombia, s.f., p. 24). Por ejemplo, “al nacer el creyente ha encontrado completamente formadas sus creencias y prácticas (…) el sistema de signos de que me sirvo para expresar mi pensamiento, el sistema de monedas que uso para pagar mis deudas (…) las prácticas seguidas en mi profesión, etc., funcionan con independencia del empleo que hago de ellos (…) He aquí, pues, maneras de obrar, de pensar y de sentir que presentan la importante propiedad de existir con independencia de las conciencias individuales (…) Y estos tipos de condiucta o de pensar no sólo son exteriores al individuo, sino que están dotados de una fuerza imperativa y coercitiva, por la cual se le imponen, quieran o no.” (Durkheim, Las reglas del método sociológico, p. 23). En suma, se trata de “reglas jurídicas, morales, dogmas religiosos, sistemas financieros. etc.” (p. 25).
Además, son también hechos sociales a los que se ha llamado corrientes sociales. “Por ejemplo: en una asamblea, los grandes movimientos de entusiasmo, de indignación, de piedad, que se producen, no se originan en ninguna conciencia particular. Vienen a cada uno de nosotros del exterior, y son capaces de arrastrarnos aun contra nuestro deseo…” (p. 25). “Y de esta manera, individuos generalmente inofensivos, reunidos en manada, pueden dejarse arrastrar por actos de verdadera atrocidad. Ahora bien, cuanto hemos dicho de estas explosiones pasajeras, se aplica igualmente a estos movimientos de opinión , más duraderos, que se producen sin cesar a nuestrto alrededor, ya en el conjunto de la sociedad, ya en círculos más limitados, sobre materias religiosas, políticas, literarias, artísticas, etc. ” (p. 26).
Pero precisa: “No es su generalidad lo que puede servirnos para caracterizar los fenómenos sociales. Un pensamiento que se encuentre en todas las conciencias particulares, un movimiento que repitan todos los individuos, no son, por estos, hechos sociales. Si para definirlos se contenta el sociólogo con este carácter, es que, equivocadamente, los confunde con lo que podríamos llamar sus encarnaciones individuales. Lo que los constituye son las creencias, las tendencias, las prácticas del grupo tomado colectivamente.” (p. 27).
Los hechos sociales se materializan: “El hábito colectivo (…) por un privilegio sin par en el reino biológico, se expresa una vez para siempre en una fórmula que se repite de boca a boca, se transmite por la educación y hasta se fija por escrito. Tal es el origen de las reglas jurídicas, morales, de los aforismos y dichos populares, de los artículos de fe, en donde las sectas religiosas y políticas condensan sus creencias, de los códigos de lo bello que erigen las escuelas literarias, etc.” (p. 27).
Durkheim concluye: “Hecho social es toda manera de hacer, fijada o no, susceptible de ejercer sobre el individuo una coacción exterior”, o bien: “Que es general en el conjunto de una sociedad, conservando una existencia propia, independientemente de sus manifestaciones individuales”. (p. 32).
Esto implica tratar los hechos sociales como “datos”; es decir: “No es esta o aquella concepción de la idea moral; es el conjunto de las reglas que determinan de una manera efectiva la conducta. No es la idea de lo útil o de la riqueza; es todo el detalle de la organización económica.2 (p. 44). Además, implica, “considerar los fenómenos sociales en sí mismos, desligados de los sujetos conscientes que se los representan: es preciso estudiarlos objetivamente como cosas exteriores…” (p. 44).
El sociólogo mexicano Gilberto Giménez (Profesor-Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM) en su trabajo “Cultura, identidad y memoria. Materiales para una sociología de los procesos culturales en las franjas fronterizas”, Frontera Norte, Vol. 21, Núm. 41, enero-junio, 2009, pp. 7-32, El Colegio de la Frontera Norte, A.C.,Tijuana, México)
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-73722009000100001 describe la definición de memoria de Durkheim:“Durkheim define la memoria como la ideación del pasado, en contraposición con la conciencia ideación del presente y a la imaginación prospectiva o utópica ideación del futuro, del porvenir (Desroche, 1973:211). El término “ideación” es una categoría sociológica introducida por Durkheim y pretende subrayar el papel activo de la memoria en el sentido de que no se limita a registrar, a rememorar o a reproducir mecánicamente el pasado, sino que realiza un verdadero trabajo sobre el pasado, un trabajo de selección, de reconstrucción y, a veces, de transfiguración o de idealización (“cualquier tiempo pasado fue mejor”). La memoria no es sólo “representación”, sino construcción; no es sólo “memoria constituida”, sino también “memoria constituyente”…” (p. 20-21).
La MC como hecho social
En “Espacio social y poder simbólico” (Cosas dichas, Gedisa, Buenos Aires 2007, original en francés de 1987, pp. 127-142)http://www.pueg.unam.mx/formacion/images/Documentos/Modulo1/6Espacio_Bourdieu.PDF Pierre Bourdieu describe su postura como estructuralismo constructivista del siguiente modo: ”Por estructuralismo o estructuralista, quiero decir que existen en el mundo social mismo, y no solamente en los sistemas simbólicos, lenguaje, mito, etc., estructuras objetivas, independientes de la conciencia y de la voluntad de los agentes, que son capaces de orientar o de coaacionar sus prácticas o sus representaciones. Por constructivismo, quiero decir que hay una génesis social de una parte de los exquemas de percepción, de pensamiento y de acción que son constitutivos de lo que llamo habitus, y por otra parte estructuras, y en particular de lo que llamo campos y grupos, especialmente de lo que se llama generalmente clases sociales.” (Cosas dichas, 127). Concluye que el hecho social, o la realidad social durkheimiana “es un conjunto de relaciones invisibles” (p. 129) que constituyen un “campo de poder” con “posiciones relativas y …relaciones objetivas entre esas posiciones” de los agentes. grupos o instituciones. Este campo de poder determina de manera dialéctica (“coacciones estricturales”) las representaciones subjetivas de los agentes que se traducen en “las luchas cotidianas, individuales o colectivas, que tienden a transformar o conservar esas estrcuturas” (129).
Pero es Gilberto Giménez quien, en su artículo ya citado, precisa:
“Al igual que la identidad, la memoria puede ser individual o colectiva según que sus portadores o soportes subjetivos sean el individuo o una colectividad social. Pero se debe tener en cuenta que, del mismo modo que la identidad colectiva, el estatuto ontológico de la memoria colectiva es profundamente diferente del de la memoria individual. Esta última tiene por soporte psicológico una facultad. La memoria colectiva, en cambio, no puede designar una facultad, sino una representación: es el conjunto de las representaciones producidas por los miembros de un grupo a propósito de una memoria supuestamente compartida por todos los miembros de este grupo.
La memoria colectiva es ciertamente la memoria de un grupo, pero bajo la condición de añadir que es una memoria articulada entre los miembros del grupo.
“Es posible distinguir diferentes tipos de memoria colectiva; por ejemplo, la memoria genealógica o familiar, la memoria de los orígenes –que se cuenta entre los vínculos primordiales que constituyen la etnicidad–, la memoria generacional, la memoria regional, la memoria épica nacional, etcétera.
“Como lo señalara Maurice Halbwachs en su obra clásica Les cadres sociaux de la mémoire,la memoria colectiva requiere de marcos sociales, uno de cuyos elementos es la territorialidad. En efecto, analógicamente hablando, la inscripción territorial es para la memoria colectiva lo que es el cerebro para la memoria individual.” (p. 21). Y más adelante agrega:
“Es tan imperiosa esta necesidad de organización espacial de la memoria colectiva, que en situaciones de migración, de expatriación o de exilio, los grupos humanos inventan espacios imaginarios totalmente simbólicos para anclar allí sus recuerdos. En el caso de la migración, por ejemplo, se puede observar la tendencia a construir en el lugar de destino redes de paisanos organizadas en forma de vecindades étnicas que de algún modo evocan las localidades de origen y frecuentemente constituyen simulacros de la misma.
“Ésta es la lógica que explica la formación de los barrios hispanos, de los China Town en el corazón de las metrópolis estadounidenses; y por lo que toca a la frontera norte en particular, las “colonias de hispanos” inmigrados que habitan la franja americana de la misma (Silva y Campbell, 1998).
“Hay, por supuesto, una relación entre ambos tipos de memoria. La individual es irreducible a la colectiva, pero se recorta siempre sobre el fondo de una cultura colectiva de naturaleza mítica o ideológica, uno de cuyos componentes es precisamente la memoria colectiva. O expresado en términos más generales: todo individuo percibe, piensa, se expresa y ve el mundo en los términos que le proporciona su cultura.”
La memoria colectiva en los medios de comunicación social y el periodismo
Tal como la describe Halbwachs, la MC es un hecho social, con las subsiguientes precisiones estructural contructiuvistas de Bourdieu y Giménez. ¿Podemos entonces encontrar “cristalizaciones” de la memoria colectiva en los medios de comunicación social, en la prensa?Recordemos: los hechos sociales se materializan: “El hábito colectivo (…) por un privilegio sin par en el reino biológico, se expresa una vez para siempre en una fórmula que se repite de boca a boca, se transmite por la educación y hasta se fija por escrito. Tal es el origen de las reglas jurídicas, morales, de los aforismos y dichos populares, de los artículos de fe, en donde las sectas religiosas y políticas condensan sus creencias, de los códigos de lo bello que erigen las escuelas literarias, etc.” (Durkheim, Las reglas del método sociológico, p. 27).
Podemos agregar que, así, el “presente social de referencia” (Lorenzo Gomis, Teoría del periodismo), un hecho social por excelencia, se materializa, vía la agenda setting, en el contenido instalado en los medios de comunicación de masas (en los media) y en particular en los periodísticos.
En consecuencia, podemos sostener que la memoria colectiva (entre otras materias mediadoras) se cristaliza en el espacio-tiempo u objeto “contenido” de los media, en particular de los peridísticos. Podemos por lo tanto hablar del “espacio periodístico” (campo peridístico, diría Bourdieu) como una forma de materialización, en algunos casos, de la memoria colectiva. Un corpus de medios de prensa sobre un acontecimiento en particular, puede facilitarnos encontrar huellas, vestigios, “trozos”, “indicadores” de la memoria colectiva, mediante el uso del análisis de contenido.-
ENTRADA DE JUAN JORGE FAUNDES M. A LAS 18:01
DATOS PERSONALES
- JUAN JORGE FAUNDES M.
- SANTIAGO, METROPOLITANA, CHILE
Periodista. Académico. Escuelas de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad de Artes y Ciencias Sociales (ARCIS),Corresponsal del diario El Espectador (Bogotá) y revista Punto Final (Chile). Autor y coautor de libros y publicaciones periodísticos, académicos y literarios.
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