Hace tiempo que quería hablar de un proyecto sencillo, sin grandes pretensiones y que nació hace unos años en Barcelona. Un proyecto que únicamente pretende crear vínculos con aquellas personas que están durmiendo en la calle y que no son capaces de querer nada: — ¿Para qué? si así ya estoy bien —
El proyecto se llama Espai de Vincles Rosalia Rendu y sus impulsoras son las Filles de la Caritat apoyadas por unas decenas de voluntarios que cada noche “pierden su tiempo” dedicándoselo a los más excluidos de entre los excluidos.
Su único objetivo consiste en crear relación con las personas que duermen en la calle sirviéndose de dos espacios: directamente en la calle, yendo allá donde estas personas duermen, y en un centro de acogida, donde algunos, los que están peor y quieren, pueden pasar la noche bajo techado pero en condiciones no muy diferentes a como lo hicieran en la calle: sin colchones y con el cartón de vino cerca para esconder el miedo y olvidar su vida. Y todo ello sin pretensiones ni exigencias de cambio, sólo creando vínculos.
En realidad no se trata de un recurso más, ni siquiera pretende ser un estadio intermedio para nuevos planteamientos de crecimiento personal. Es únicamente un espacio para acompañar soledades. Estar al lado sin condiciones, sin pedir nada a cambio.
Desde hace años, los que hacemos la calle, hemos soñado con ofrecer sitios así para gente que conocemos y que nunca han querido nada y siguen sin querer nada. Personas que, llegadas a esta situación, no son capaces de convivir con el orden ni con una mínima disciplina de horarios. Les sobrepasa el tener que relacionarse con otros y les angustia los espacios cerrados en donde no pueden ver las estrellas al levantarse…