Hay tres malentendidos básicos cuando hablamos de ciudad y contaminación:
1. Que sólo es una cuestión de clima y geografía, que nosotros podemos hacer poco.
Carril bick de Barcelona. Foto: TMB
Falso. El clima y la geografía influyen, y mucho; pero no son el principal elemento que explica por qué hoy la contaminación asociada al tráfico de vehículos es un problema de salud pública mayúsculo. Por ejemplo, el hecho de que Barcelona esté situada en las faldas de la sierra de Collserola dificulta que el viento pueda ventilar la ciudad y combinado con determinados fenómenos meteorológicos (anticiclones y viento) provoca escenarios especialmente complicados.Pero donde se puede actuar es en el modelo de ciudad (que determina densidades, volúmenes, usos) y, en especial, con las políticas públicas (restricciones de vehículos, fiscalidad, inversiones en transporte público, limitaciones de velocidad, carriles VAO, etc.). La mejora del aire en nuestras ciudades depende de nosotros, no es una fatalidad que se tiene que aceptar resignadamente.
Más información:
- “Las muertes prematuras y las enfermedades graves relacionadas con la contaminación atmosférica se han reducido en un 35% entre 1990 y 2010 en los EE.UU. gracias a la aplicación de medidas para mejorar la calidad del aire en las ciudades, según los datos del informe el Estado de la Salud en los EE.UU., de la Universidad Brigham Young.”
- Desde 2011 Cataluña no tiene ni plan de actuación de calidad del aire (año en que finalizó el anterior plan). “Un retroceso nunca visto”, según Ecologistas en Acción. La Generalitat está trabajando en el Plan de actuación para la mejora de la calidad del aire con el horizonte 2015, que incluye 34 medidas y podría ser una realidad a finales de año. El documento, sin embargo, llegará después.
2. Que cuando hablamos de emisiones sólo hablamos de lucha contra el cambio climático.
Tráfico en la Gran Vía de Madrid. Foto: callejeandomadrid.com
Hay conceptos que van de la mano en nuestros medios de comunicación. Hablar de las emisiones de gases de los vehículos equivale, casi automáticamente, a hablar sobre el cambio climático. Las emisiones no sólo son perjudiciales en los escenarios de futuro a medio y largo plazo del planeta, sino que tienen efectos en clave de presente, ahora y aquí, en las ciudades donde vivimos. Hablar de las emisiones de determinados vehículos no es sólo hablar de la salud del planeta, sino de nuestra salud.Más información:
- Un 94% de la población española respira aire de mala calidad, lo que se traduce en 19.940 muertes prematuras al año, es decir, diez veces más que las muertes por accidentes de tráfico, según el estudio calidad del aire al Estado español el 2012, presentado por Ecologistas en Acción.
- Según los datos del CREAL, si en la región de Barcelona se redujera en 10 microgramos la media anual de concentración de partículas sólidas en suspensión (es decir, si se cumpliera la directriz europea) se evitarían más de 1.100 muertes prematuras y aumentaría la esperanza de vida en 4,6 meses.
- “La calidad del aire en la calle y en casa compromete la salud de los niños”, publicaba La Vanguardia con motivo de la presentación en mayo de 2011 de la guía “Salud infantil y Medio ambiente: una relación de por vida”, editada por la Fundació Roger Torné.
- La OMS ha incluido recientemente al aire contaminado en el grupo 1 –el más alto de la escala- de sustancias que provocan cáncer.
3. Que las políticas de movilidad nos complican el día a día.
Las políticas más avanzadas de gestión de la movilidad en nuestras ciudades no significan un retorno al pasado, una caza de brujas contra el vehículo privado. Todo lo contrario, y los datos lo avalan, una gestión de la movilidad inteligente implica, si tiene éxito, una mejora de la competitividad, para empezar con menos atascos y retenciones y con un aumento de la calidad de vida con efectos perceptibles en salud pública (menos afecciones respiratorias) y bienestar general (disminución de la polución sonora). La apuesta por un mejor transporte público y el desarrollo de la electromovilidad permiten asegurar que los tiempos de trayecto dentro de la ciudad no sólo no se vean afectados, sino que pueden llegar a mejorar.
Más información:
- Iniciativa Civitas, de políticas innovadoras en movilidad.
- Green Paper on Urban Mobility.
4. ¿Dónde estamos? La situación de Barcelona y Madrid
Vías de acceso a Barcelona. Foto: caranddriverthef1.com
Madrid y Barcelona comparten una importante densidad en cuanto al modelo urbanístico y una utilización intensiva del vehículo privado y con un preocupante porcentaje de coches diesel (los más contaminantes) en sus calles. Ambas han recibido reiterados avisos sobre su mala calidad de aire. Un informe reciente de Ecologistas en Acción es muy crítico respeto la calidad del aire en el estado español y cita los casos de Madrid y Barcelona, las dos ciudades más pobladas. Poner la lupa de nuestra atención sobre su asfalto es útil para tratar de ver en qué situación nos encontramos actualmente en el país.¿Es posible comparar la situación de estas dos ciudades? Sólo parcialmente. Ambas tienen estrategias diferentes y sistemas de auditoría que dificultan una comparación clara, y unas características geográficas previas bastante diferenciadas. Lo que sí que podemos decir, sin embargo, es que en ambos casos el de la calidad del aire es un problema no resuelto.
La situación geográfica de Barcelona le complica las cosas, cómo hemos visto: la montaña de Collserola dificulta que los vientos norteños puedan ‘ventilar’ adecuadamente la ciudad y eso aumenta el impacto de la contaminación, especialmente cuando hace más calor y hay anticiclones. Por otro lado, el diseño del Ensanche, con calles relativamente estrechas y con edificios altos y que, además, soportan un elevado tránsito, genera elevadas concentraciones de contaminantes en el mismo centro de la ciudad. Hay que decir, además, que Barcelona es la ciudad con mayor densidad de vehículos por Km2 en todo Europa (6.100 frente a los 1.500 en ciudades como París y Berlín). La apuesta por el transporte público -destacables los últimos cambios en la red ortogonal de autobuses con el objetivo de hacer ganar competitividad al mercado-, la inversión en electromovilidad y vehículos híbridos y determinadas reformas (a estas alturas en curso en General Mitre o próximamente en Les Glòries) van encaminadas a reducir los contaminantes y a cumplir con las directivas europeas.
Polución de Madrid. Foto: somospacientes.com
Estas medidas están enmarcadas en el Plan de movilidad 2013-2018. Hay otras medidas encima de la mesa, como la restricción del tránsito mediante peaje o una disminución de la velocidad, que no se han llegado a impulsar o que se han impulsado parcialmente por falta de consenso político. Habrá que ver si las diferentes políticas contempladas consiguen el objetivo de situar la concentración de contaminantes en los límites establecidos por la UE.El caso de Madrid es diferente. Su situación geográfica y diseño urbanístico no genera un escenario tan adverso de partida. Aun así, comparte con Barcelona la existencia de grandes vías de acceso rodado para entrar y salir de la ciudad y un tránsito bastante intensivo y sufre una situación de más débil voluntad política a la hora de encarar el tema.
Los índices de contaminación de la ciudad de Madrid han bajado desde 2008 —un fenómeno similar también se ha dado en Barcelona— debido a la reducción del tráfico y a un menor consumo de combustibles -atribuible a la crisis, según algunos expertos. La calidad del aire, sin embargo, sigue incumpliendo los valores límite. Cinco de las seis zonas en que está dividida la capital “registran la superación de valores límite legales o valores recomendados por la OMS para alguno de los contaminantes”. Entre las recomendaciones de Ecologistas en Acción está la de poner en marcha un plan de movilidad peatonal, incorporar vehículos de transporte público eléctricos, segregar los carriles bus del resto del viario, disuadir sobre el uso del coche, fijar sistemas de peaje de acceso al centro que penalicen los vehículos más contaminantes y hacer cumplir el límite de velocidad de 50 km/h en la ciudad.
Más información:
- Madrid incumple los valores límite de calidad del aire, pese a tener menor tráfico.
- La calidad del aire en el Estado español durante 2012, de Ecologistas en Acción.
- Plan de movilidad de Barcelona 2013-2018
- Quinto informe de la movilidad de la ciudad de Madrid
Por Oriol Lladó Publicado en fundrogertorne.org