España 6 - Polonia 0: Lanzados

Publicado el 08 junio 2010 por Damsam
La vida puede ser maravillosa, diría Andrés Montes -que en paz descanse-. Y cuando La Roja sale al campo de juego seguro que lo es. Este equipo de jugones deleitó en la Nueva Condomina a más de 30.000 personas que despidieron a España en su preparación premundialista.
Y no jugó al ciento por ciento, fue una máquina aceitada que supo -aún controlando las energías- ganar, gustar y golear. No merece mucho análisis el partido, porque cuando La Roja pisa el césped sólo cabe sentarse a disfrutar.
Apareció el equipo que venía diciendo mi colega Ivar Matusevich seguía con las bases intactas, y no apareció con un tanto de otro partido o un gol in extremis.
Apareció en su plenitud de juego colectivo, con la estética habitual, con la disciplina solidaria donde todos cumplen con su labor, con lo que tienen que cumplir.
Iniesta para asistir por izquierda la entrada de Villa (1-0); la pared en espacios reducidos de entre ambos y el pase de fantasía Iniesta para Xavi que centró para que Silva defina el partido a los 13 minutos de juego (2-0).
No vamos a descubrir que en esta España lo colectivo va primero, que la filosofía de juego es un plagio del Barcelona, que el toque del balón y el buen gusto por el juego son principios inalterables tan importantes como defenderse con la pelota en su poder.
Dirán los detractores de turno que se jugó contra nadie, que Polonia no se clasificó para este Mundial, que ya no es el gigante del Este que comandaba Lato. Da igual, La Roja tampoco salió a apabullar y apabulló. Se llevó por delante al rival casi sin quererlo. Y esto muestra a las claras que el equipo ya se conoce de memoria. Que no es necesario apelar a la furia, que sobra con la clase y el estilo inconfundible que le imprimió Luis Aragonés y ratificó Del Bosque.
No pasó sosobra en ningún momento el triunfo. Ni siquiera cuando a los 25, Petchkov lanzó un remate a la escuadra, porque allí estaba Iker Casillas -todos cumplen con lo que tienen que cumplir-. Y luego, monólogo, balón para un lado, para el otro, buscando el hueco, encontrando la aparición de alguno de rojo.
A los 49, pase de Xavi para Villa y el balón cerca del palo.
A los 50, falta ejecutada con pase al medio y aparición de Xabi Alonso para el 3-0. Gran pase del centrocampista del Real Madrid para que aparezca a los 57 Fábregas (4-0) y continuara la fiesta.
Desborde de Pedro -ya no Pedrito- que encuentra al Niño Torres y manita. Cinco minutos más tarde, a los 80, mano a mano de The Kid que rechaza el portero polaco y aparición de Pedro para convertir de vaselina (primer set, 6-0).
Resulta casi absurdo comentar la belleza de los goles o la contundencia de un seleccionado que puede jugar con un once o cambiar por otros once y siempre va a ser el mismo. No hay suplentes en este seleccionado, no hay titulares. Hay un equipo que es uno. Hay categoría y ambición; filosofía de juego y principios; hay más que fútbol para soñar y creer. Para salir campeón en Sudáfrica nos sobran los motivos.