Para colmo de desvergüenza, los precios de los combustibles en España siguen experimentando esas subidas coyunturales que, sospechosamente, coinciden con los fines de semanas y puentes, cuando el consumo se dispara, sin que el gobierno, cuyo deber es cuidar los intereses ciudadanos, mueva un solo dedo para evitar ese abuso de poder y vulneración de las leyes del mercado.
Los expertos creen que la causa de que los descensos en el precio del crudo no tengan reflejo en el mercado español es, además de la tolerancia del gobierno con el abuso, la falta de competencia en el mercado español de gasolineras. La extinta Comisión Nacional de la Competencia ya acusó a las compañías distribuidoras de petroleo de coordinación en materia de precios, un delito tipificado que, como otros muchos en España, queda impune cuando afecta a los poderosos.