Tiene fama de psicópata y ha conseguido que el pueblo y la clase política se divorcien y hasta se odien.
Se considera con derecho a gobernar siempre y para lograrlo está dispuesto a todo, incluso a estigmatizar a los partidos y personas que le estorban. Ha sentado a los comunistas en el gobierno y se ha aliado con fuerzas repugnantes, como los golpistas catalanes y los herederos del terrorismo etarra.
Reparte el dinero de los españoles como quiere, sin rendir cuentas a nadie y su vida se parece cada día más a la de Mussolini, que transitó, como él, del socialismo al fascismo.
Ha sido un pervertidor y envilecedor que ha convertido España en un inmenso pesebre y en un océano de corrupción, el mayor de Europa y uno de los mayores del mundo, comparable sólo con los grandes pesebres viciosos comunistas.
Ha maniatado a la prensa libre, ha comprado a los medios necesitados de financiación y ahora está atacando a la Justicia, también para doblegarla. Ha enfrentado y dividido a los españoles unos con otros y ha utilizado el odio como arma de dominio.
En la España que Sánchez está construyendo, los viejos y los jóvenes están enfrentados, como los hombres y las mujeres, los ricos y los pobres, los catalanes y vascos con el resto de los españoles, las derechas y las izquierdas... todos contra todos.
Con su política fiscal abusiva y falta de estabilidad y aprecio por el emprendedor, muchas empresas huyen o están preparando su huida de España, lo que empobrecerá más el país.
Ha convertido la mentira en política de Estado y ha destrozado la democracia desde casi todos sus ángulos: acabando con la confianza de los administrados en sus administradores, despilfarrando, conviviendo con la corrupción, beneficiando a los suyos, colocándolos en puestos claves, castigando al adversario, enriqueciendo a sus amigos y seguidores, empobreciendo el país, que de estar a punto de sobrepasar a Italia en riqueza, ya es el tercero más pobre de Europa, solo por delante de Bulgaria y Rumanía.
En la actualidad, Sánchez cuenta ya con casi todo el poder que necesita, con las grandes instituciones paralizadas por el miedo y los resortes de poder tomados por los suyos, pretorianos militantes dispuestos a todo, con legiones de abducidos y comprados y con dosis suficientes de odio y miedo para gobernar España con mano de hierro y corazón de excremento.
La oposición del PP parece impotente y castrada y sólo el partido VOX y parte de la Justicia y del pueblo se le resisten.
Las únicas esperanzas para España y la libertad que se vislumbran son: que Europa condene la tiranía sanchista, que los jueces logren sentarlo en el banquillo o que el pueblo, cansado de abuso, injusticia y pobreza, se rebele y lo expulse del poder.
Aunque haya alcanzado el número de diputados suficientes para gobernar en alianza con lo peor de la nación, millones de españoles, escarmentados de sus mentiras y engaños, sospechan que el recuento de votos fue alterado para regalarle escaños. De cualquier manera, su poder es ilegítimo, aunque legal, porque fue alcanzado sustentado en la mentira y el engaño. Días antes de que se abrieran las urnas prometió que no habría amnistía y otras muchas cosas que después ha incumplido, lo que le convierte,técnicamente, en un estafador de su pueblo y en un gobernante usurpador.
Francisco Rubiales