El "aforado" es una persona que goza del derecho de, en caso de ser imputado por un delito, ser juzgado por un tribunal distinto al que le correspondería como ciudadano. Es un privilegio difícilmente compatible con la democracia que hunde sus raíces en el medievo, donde los nobles, los militares y el clero gozaban de privilegios especiales. El número de aforados en España es especialmente elevado en comparación con otros países: hay 10.000, de los cuales 2.000 son políticos. Ni en Alemania ni en Reino Unido ni en Estados Unidos hay aforados. Según los críticos, esta figura supone un privilegio incompatible con la democracia.
El mayor privilegiado del país es el rey, el cual, según la Constitución, es inmune e impune, lo que supone que no responderá ante los tribunales nunca, aunque cometa los peores delitos.
Los ciudadanos españoles, cansados de soportar el mal gobierno de sus políticos, el abuso de poder y la corrupción, quieren suprimir privilegios y ventajas a una clase política a la que rechaza y desprecia. A pesar de que la supresión de privilegios a los poderosos es un sentimiento profundo y creciente en la sociedad, el gobierno de Mariano Rajoy, insensible y arrogante, ha decidido ampliar todavía mas la figura del "aforado", haciéndola extensiva a la reina y a los príncipes de Asturias, lo que puede considerarse toda una provocación.
La experiencia reciente demuestra que los partidos políticos españoles utilizan el "aforamiento" para preservar de los tribunales ordinarios a políticos propios sospechosos de corrupción y de otros muchos delitos. Lo habitual es que los consejeros de los gobiernos regionales, los ministros y los altos cargos del partido sean incluídos por sus respectivas formaciones políticas en las listas electorales, en puestos de privilegio, para que salgan elegidos diputados o senadores, lo que les convierte automáticamente en aforados que solo pueden ser juzgados por tribunales especiales, justamente los tribunales que están "polítizados", cuyos miembros son designados por los partidos, con lo que el aforamiento se convierte en una vía eficaz para que los poderosos burlen la acción de la Justicia.
El aforamiento de los políticos, el uso de esa figura para eludir la Justicia y la designación directa de jueces por parte de los partidos políticos españoles forman una "triada" tan indecente y sucia que invalida por completo la democracia y constituye una afrenta a la igualdad y a la decencia, al mismo tiempo que cubre de vergüenza e indignidad a una sociedad insertada en la Unión Europea y que se autodenomina "democrática", sin serlo.