Portugal ya se separó en el pasado y no ocurrió nada. También se separaron territorios que eran casi españoles, aunque estuvieran en ultramar, como Cuba y Puerto Rico, unidos a España por muchos vínculos legales, políticos, económicos y emocionales. Y tampoco fue una catástrofe.
El problema es que si se va Cataluña, muchos otros querrán irse también porque España, por su corrupción, injusticia y por la baja estofa de su clase política, es un Estado poco atractivo hacia el que es muy difícil sentir apego o cariño. Si ser independiente significa liberarse de partidos como el PP y el PSOE, de tipejos como Rajoy, Zapatero y otros, si luchar por la secesión significa escaparse del mundo corrupto y arbitrario español, donde se convive con la estafa, los impuestos abusivos, el robo en las instituciones, la antidemocracia, el abuso de poder y la injusticia galopante, entonces ser independiente equivaldría a ser mas decentes, mas libres y mas demócratas... y todos querríamos escaparnos del infierno español.
La única manera de luchar eficazmente contra el secesionismo es crear un Estado decente y atrayente, del que formar parte sea un honor y un privilegio. Pero los políticos españoles, arrogantes e impresentables, no han hecho nada para mejorar la calidad de un Estado sin ciudadanos, sin democracia y sin decencia, en el que nada va a cambiar hasta que miles de políticos y cargos públicos sinvergüenzas, aprovechados y delincuentes ingresen en prisión y devuelvan lo robado. Formar parte hoy de la basura que han construido los partidos políticos desde la Transición no solo no constituye un honor y un privilegio, sino que mas bien representa una vergüenza y un estigma.
La aparición triunfante de "Podemos" en el panorama político español es parte de ese proceso de intenso rechazo a un Estado construido por los viejos partidos y sus políticos, que ni convence, ni satisface, ni ilusiona a la inmensa mayoría de los españoles, decididos a cambiarlo, por el momento de manera pacífica y en las urnas.
España es un pais de odios, envidias, mentiras e injusticias, donde los poderosos se suben sobre los hombres de los débiles y en el que los ladrones nunca pisan la cárcel y devuelven el botín. Pertenecer a esa pocilga no es agradable para nadie. Los catalanes y otros pueblos de España donde crece el espíritu independentista terminarán pensando que independencia equivale a regeneración, a mas democracia, dignidad y decencia.
¿A quien puede interesarle pertenecer a un país donde los políticos nombran a los jueces y en el que los políticos gobiernan marginando a los ciudadanos, como si tuvieran en sus manos un cheque en blanco? ¿Quien quiere ser ciudadano de un país cuyos dirigentes prefieren endeudarse de manera enloquecida y atribular a los ciudadanos con impuestos injustos, antes que practicar la austeridad y adelgazar un Estado que mantiene a mas políticos parásitos que Alemania, Francia e Inglaterra juntos?
Para los que pensamos de este modo, que cada día somos mas, ser independientes equivale a es capaz de las cloacas construidas en colaboración por el PSOE, el PP, IU y sus cómplices nacionalistas.
¿Puede ser una nación España, cuyos ciudadanos andan en el odio y la envidia y son incapaces de compartir objetivos, ilusiones, metas y culturas? ¿Merece la pena criar hijos y establecer la residencia familiar en una sociedad cuyos miembros son educados en el odio por las autoridades y en la que los que mandan no sólo no son ejemplares sino que escandalizan por sus fechorías y comportamientos piratas?
No existe otro país en Europa donde la separación entre ciudadanos y políticos sea tan brutal, ni otro en el mundo donde el rechazo a la casta política sea tan intensa que se está transformando, cada día mas, en odio.
Si se analiza desde la gran cloaca española las ansias de independencia de los catalanes y el deseo de independencia de los vascos, baleares y de otros pueblos, se descubre que no es sino la consecuencia directa y terrible de la ausencia de democracia, de la injusticia reinante y de la baja estofa y pésima catadura moral de la clase política y del bodrio de Estado que ellos han construido.
Conozco a muchos españoles amantes de su patria que, ante el panorama que se abre ante sus ajos, sienten deseos cada día mas intensos de escapar de la cloaca española y afincarse con su familia en un lugar donde exista mas ética, decencia y justicia, donde el futuro de sus hijos sea el trabajo, donde se premie el esfuerzo y en el que no sea obligatorio mantenerse quietos y asustados mientras los poderosos y sus amigos roban, estafan y saquean sin que existan jueces con capacidad de condenarlos.
El mayor escándalo y el peor drama de España no es la pugna catalana por la independencia, sino que la huida de la gran cloaca es ya un sentimiento profundo y creciente en la pobre sociedad española.