Es falso que el dinero que Rajoy recauda exprimiendo a los españoles con unos impuestos desproporcionados y asfixiantes, los mas altos, proporcionalmente, de toda Europa, se emplee en el mantenimiento del Estado de Bienestar. El grueso de los impuestos se emplea, de manera injusta e indecente, en pagar los sueldos de los políticos y de los cientos de miles de inútiles y parásitos con carné de partido que viven colocados en el Estado, sin que sean necesarios, una masa insostenible de militantes, familiares y amigos del poder que Rajoy mantiene, a pesar de que existe un clamor en España que aboga por un drástico adelgazamiento del Estado.
Si el Estado español adelgazara y adquiriera las proporciones lógicas, los impuestos podrían bajar y muchos servicios vitales como la educación y la salud, hoy recortados y perdiendo calidad, podrían recuperar su vigor y eficacia. Pero Rajoy, desplegando una política injusta y anticiudadana que está siendo criticada en Europa, en España y en su mismo partido político, la mantiene, exhibiendo así su talente autoritario y tiránico.
Llamar "Estado de Bienestar" al actual Estado español es una falsedad hiriente. Un Estado en el que únicamente viven bien los políticos, los millonarios, los banqueros y los servidores públicos de alto rango, en el que cada día se recorta un derecho adquirido o se deteriora un poco mas un servicio público fundamental, en el que el ciudadano ha sido relegado y carece de influencia en la toma de decisiones, plagado de pobres y desempleados, donde las instituciones claves han perdido prestigio y fiabilidad, en el que el divorcio entre administradores y administrados es escandaloso y en el que los políticos y sus amigos con poder gozan de niveles de impunidad intolerables, incapaz de hacer felices a sus ciudadanos, nunca puede denominarse en justicia "Estado de Bienestar", un término que sólo utilizan ya los aparatos de propaganda, los políticos y sus servidores.