El Gran Corredor Ecológico que une el norte de Portugal con los Alpes ya cuenta con unas directrices consensuadas por los agentes públicos y entidades locales de España, Francia y Portugal. Este frente común ha hecho posible unas líneas de actuación comunes para conservar la funcionalidad de los ecosistemas y los paisajes de montaña entre Portugal y los Alpes.
El proyecto reconoce la importancia de desarrollar estrategias preventivas que favorezcan la resiliencia de los ecosistemas que abarca.
Los encargados de definir el documento han sido los técnicos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza de España (UICN) y su homóloga francesa. Todos ellos han trabajado juntos para decidir la hoja de ruta en la que se apoyarán los futuros planes de gestión y los proyectos de conservación y participación pública definidos para conectar a las personas con la naturaleza de las zonas que abarca el Corredor.
La redacción de las directrices es el resultado del proyecto «Plan Estratégico del Gran Corredor Ecológico: Cordillera Cantábrica-Pirineos-Macizo Central-Alpes Occidentales», a cuyo desarrollo ha contribuido la Fundación Biodiversidad, dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama).
Las líneas de actuación incluidas en el documento están dirigidas a conservar la funcionalidad de los ecosistemas de montaña mediante la preservación del patrimonio natural y cultural, los servicios ambientales proporcionados y la conectividad ecológica. Todo ello, «con el fin de impulsar una economía sostenible y el uso racional de los recursos», matiza la información divulgada desde la UICN.
Para que los objetivos de este proyecto lleguen a buen puerto, es importante potenciar la participación activa de los ciudadanos, los agentes económicos, las organizaciones conservacionistas y las administraciones públicas con competencias en conservación y ordenación del territorio, incide la comunicación difundida.
Dado el amplio ámbito geográfico que circunscribe el Corredor, son muy numerosas las especies emblemáticas que habitan en él, como el urogallo, el buitre negro o el tritón pirenaico, así como los hábitats calificados como prioritarios por la Unión Europea. «No obstante, se enfrenta a amenazas como la pérdida de la diversidad de paisajes, el cambio climático o el efecto barrera de las infraestructuras de transporte y energía construidas», continúa la nota de prensa.
Una dificultad añadida es que, al atravesar varios países, el Corredor carece de un marco institucional común, lo que hace necesario promover mecanismos de cooperación entre los actores involucrados con objeto de lograr un funcionamiento ágil y eficiente.
Frenar la pérdida de biodiversidad
Este es uno de los aspectos en los que hacen más hincapié las directrices, por ello establecen pautas dirigidas a trabajar en la reducción de la pérdida de diversidad biológica, en la identificación de los procesos de degradación del territorio y en la adaptación al cambio climático. Por último, destacan la relevancia de que los actores locales asuman el elevado valor ambiental de las zonas involucradas y aprovechar su conocimiento directo de los territorios, hábitats y especies.
Otros actores implicados
Además de los Comité Español y Francés de UICN, también han participado directamente en la elaboración de las directrices la Fundación Catalunya- La Pedrera, la Fundación Naturaleza y Hombre, y el Center for Mountain Studies de la University of the Highlands and Islands Perth College. El resto de integrantes del consorcio que ha hecho posible la definición consensuada de las directrices lo componen: la Diputación Foral de Álava, la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, la Fundación Oso Pardo, Parc Natural des Pyrénées, Parc Natural de Pyrénées ariégeoises, ARPE (Agence Regional Developement Durable Mide- Pyrénéés), el Instituto da Conservação da Natureza e das Florestas, el Instituto Politécnico de Viana do Castelo, el Parque Natural de l’Alt Pirineus, el Área de Proyección y Desarrollo de la Red Parques Nacionales, Organismo Autónomo Parques Nacionales, Aigüestortes y Estany de Sant Maurici y el Centre d’Estudis de la Neu i la Muntanya d’Andorra.
Fuente: UICN