España gibraltareña
Ese grito de ¡Gibraltar español! debería convertirse en ¡España, gibraltareña!, analizada la ampliación permanente de la colonia británica gracias a las rocas, arena y cemento que le vendieron los españoles, un millón de toneladas solamente desde 2010.
Nada más patriota gibraltareño que el ayuntamiento de Tarifa, Cádiz, a 44 kilómetros, donde están las dunas de arena protegida de Valdevaqueros, que desde hace años ayudan a crecer la superficie de la Roca y sus posibles aguas jurisdiccionales sobre un mar supuestamente español.
Porque ese ayuntamiento, aviso a Rajoy y demás los miembros del Gobierno español tan irritados ahora con Gibraltar, está gobernado por el PP, como otros de donde se extraen los áridos para hacer Gibraltar más grande.
De los once concejales de Tarifa, siete son del PP. Uno de ellos, Juan José Medina, titular de Hacienda, se formó en la Academia General de Zaragoza y como militar ejerce “servicios especiales”, según señala la web en el Ayuntamiento.
Así que un militar español administra para Tarifa los impuestos sobre los materiales españoles que le roban jurisdicción territorial y marítima a España.
La situación tiene cierta lógica: decenas de millares de habitantes del Campo de Gibraltar y de ayuntamientos cercanos viven de la Colonia, de venderle áridos, comida a sus 30.000 habitantes, chalés en Marbella, y del contrabando de infinidad de bienes, como el de las porteadoras entre Marruecos y Ceuta y Melilla.
A muchos españoles poderosos que usan la Roca como paraíso fiscal no les preocupa que lancen al mar bloques de hormigón español para seguir usurpándole territorio y aguas a España.
Esa acción, más que más que una afrenta patriótica, para algunos es sólo un agravio comercial: hay proveedores españoles de esos bloques, básicamente peperos, irritados porque aún no los han cobrado.
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SALAS