Ese giro no es solo responsabilidad de los fracasados socialistas de Sánchez sino de una intensa frustración ante los dos partidos que han gobernado España desde la muerte de Franco: el PSOE, situado en la izquierda, y el PP, teóricamente en la derecha, pero muy contaminado de socialdemocracia.
Pero no cabe duda de que el sanchismo ha dado el empujón más potente a ese giro. Sus mentiras, abusos de poder, corrupción y la venta de España a los socios nacionalistas son como martillazos sobre la dignidad de los españoles, que al sentirse agredidos por el poder, se refugian en una derecha nueva, distinta, patriota y combativa.
En Europa también avanzan las nuevas derechas, que ya gobiernan en países como Hungría e Italia. Atribuir ese giro a la derecha exclusivamente a Pedro Sánchez simplifica una realidad multifacética. El descontento con el bipartidismo, el desgaste de la socialdemocracia, la baja calidad del liderazgo político, las tensiones generadas por la inmigración masiva, el incremento de la delincuencia en las calles y la prostitución de la democracia y otros diversos factores socioeconómicos juegan roles igual de importantes.
La ciudadanía está desanimada e indignada ante el comportamiento de los políticos.
VOX crece y España avanza hacia la derecha con paso firme porque los ciudadanos estamos hasta los cojones de la corrupción de rojos y azules, de los okupas, de los menas, de los ilegales, del aumento de la delincuencia, del Pacto Verde, del expolio fiscal, del maltrato a los emprendedores y autónomos, del deterioro de la agricultura y de un liderazgo político digno de ser arrojado a la basura.
Si todo sigue así, el giro a la derecha será drástico y VOX terminará gobernando España.
La gente busca con desesperación un gobierno limpio y que piense en los españoles, sin delincuentes en las instituciones, sin ladrones en el poder, sin sinvergüenzas en los escaños parlamentarios, con una Justicia fiable y todos unidos, mirando el futuro con ilusión y esperanza.
Francisco Rubiales