Si esa tesis es cierta, España y, sobre todo, Cataluña, están más podridas de lo que era imaginable. España y Cataluña quizás merezcan desaparecer por la enorme cantidad de corrupción, estupidez y maldad que acumulan en sus clases dirigentes y por la inmensa cobardía de sus indolentes pueblos, que han permitido que los políticos y sus partidos, verdaderas guaridas de bestias mediocres y resentidas, les destrocen la nación y les asesinen la democracia, las libertades, los derechos, la convivencia y la unidad.
La "santificación" de Salvador Illa representa el mayor error, la peor injusticia y la mas cruel y perversa obra del podrido sistema político español. Quien a todas luces merece ser castigado con la destitución y debería ser investigado para aclarar sus incomprensibles errores y entender su comportamiento dañino e ineficaz, ha sido exaltado y premiado. Es cierto que el desastre y el premio son obra de un gobierno marcado por la corrupción y el abuso de poder, pero en realidad lo ha hecho España y esa absurda e injusta barbaridad la hemos tolerado los ciudadanos, junto con las grandes instituciones y sectores obligados a defender la nación, desde la Monarquía a las Fuerzas Armadas, sin olvidarnos de la prensa, la Justicia, el Congreso, la sociedad civil y la ciudadanía.
Que nadie se confunda e ignore que el gran problema del país es Pedro Sánchez, el gran artífice de la maldad y el culpable principal del fracaso. Él es el que ha dado alas a Salvador Illa y a su mono, el epidemiólogo Fernando Simón, el que ha elegido como copilotos del gobierno a comunistas, populistas, independentistas y amigos del terrorismo, el que ha pervertido al PSOE hasta convertirlo en un partido lleno de peligro y de odio, el que ha puesto de rodillas a España y el que ha acabado, en pocos meses, con la prosperidad, la esperanza, el futuro y la alegría de toda una nación que destacaba por su alegría, optimismo y hermoso sentido de la vida.
España se derrumba, victima más del mal gobierno que de la pandemia, y lo peor es que siguen existiendo legiones enteras de españoles degradados, dispuestos a votar de nuevo a los verdugos del país.
Cada día la caída en el pozo de los excrementos es más profunda y cada día que pasa es mas difícil la resurrección. España está a punto de convertirse en el primer país del mundo que se apaga y se suicida, victima de su propio fracaso, sin sufrir otra agresión que la de los mismos españoles.
Francisco Rubiales