Lo peor del gobierno de Rajoy no son sus mentiras, ni su desprecio al pueblo, ni su opacidad enfermiza, ni su escaso respeto a la verdadera democracia, ni en haber practicado recortes injustos, ni convivido con el saqueo de las cajas y la estafa de las participaciones preferentes, ni el acoso al ciudadano con impuestos injustos, ni siquiera haber eliminado la justicia gratuita. Su mayor suciedad es la codicia, una fuerza dominante, avarienta y rastrera que atraviesa al gobierno de parte a parte y que le lleva a recaudar con voracidad y sadismo antes que ahorrar en una administración pública hipertrofiada y plagada de inútiles colocados en el Estado sin mas mérito que poseer un carné de partido.
Para disponer de dinero, el gobierno no duda en apretar a las empresas hasta que tienen que cerrar, convertir las carreteras en trampas para multas y en utilizar la Hacienda Pública como un martillo contra los ciudadanos y como un bálsamo suave con los aliados del poder.
Han preferido recaudar con una voracidad obscena, colocando a los ciudadanos al borde de la angustia y provocando el cierra de cientos de miles de empresas antes de practicar los recortes que el Estado, obeso, grasiento y plagado de enchufados inútiles con carné de partido, necesita y reclama.
Esa política de avaricia convierte al gobierno de Rajoy en uno de los mas injustos y mas rechazados por los ciudadanos en la moderna Historia de España.
Ahora hablan de la posibilidad de suprimir las desgravaciones por la compra de la vivienda habitual, con efectos retroactivos, a pesar de que la retroactividad es jurídicamente inaceptable y de que esa retroactividad haya sido la causa de que el alto tribunal europeo haya suprimido la doctrina Parot, provocando la aterradora salida masiva de criminales, violadores y asesinos paranoicos de las cárceles españolas.
Pero el gobierno nunca habla de lo que los ciudadanos desean y exigen, como, por ejemplo, que los partidos políticos y sindicatos dejen de financiarse con el dinero de los impuestos. Tampoco hablan de otros dos grandes anhelos nacionales: que se ponga freno al endeudamiento y al gasto desmedido de las administraciones y que se suprima el costoso y poco ejemplar Estado de las Autonomías, donde 17 sátrapas compiten entre sí, destruyendo España, en lugar de colaborar en la grandeza de una nación común, .
El carácter estúpidamente voraz del gobierno de Rajoy está archidemostrado con un simple dato: España es uno de los países de Europa con mayor presión fiscal sobre el ciudadano, pero también uno de los que menos recauda. Ese déficit de recaudación se debe a la avaricia del gobierno, que disuade el consumo y logra que algunos impuestos son tan altos y demenciales que los ciudadanos y las empresas con poder económico intentan siempre eludirlos.