Nuestra democracia ha puesto a los mediocres a gobernar, en lugar de los sabios; a los tiranos a juzgar y a gestionar, en lugar de los buenos; y a los vagos a dirigir el trabajo en lugar de los productores. Los incompetentes mandan porque hay muchos incompetentes que los votan. En ese ámbito es muy difícil que los hombres valiosos y libres se desarrollen y evolucionen. Este sistema solo puede generar especímenes iguales al sistema. Las especies se adaptan, nadie lucha por el conocimiento ni la ética porque en este ambiente esos valores no sirven para nada. La democracia mal entendida acaba siendo un peligro para la libertad.
El español es un Estado aberrante y el sistema político que rige los destinos de España es una aberración mas propia de manicomios que de naciones. Y la clave del problema es solo una: el sistema está diseñado para que los incompetentes y los peores miembros de la sociedad tomen el poder.
El gran filósofo Platón, que no era ningún imbécil, cuando ideo un sistema político perfecto no pensó nunca en la democracia sino en un gobierno de sabios, consciente de que la democracia es manipulable y suele caer en manos de los incompetentes y los malvados, como ocurrió siempre en la Gracia Clásica y ocurre en nuestros días. España es, probablemente, la mejor prueba existente en el mundo para demostrar que una democracia falsa y débil, cuando es gestionada por mediocres, termina convirtiéndose en una dictadura de incompetentes y, a veces, de canallas y delincuentes.
Los que se sientan en los sillones del Congreso y el Senado afirman representar al pueblo, pero solo representan a sus partidos, a los que rinden cuentas y a los que miman para seguir figurando en las listas electorales. Los partidos políticos, que deberían ser palancas para que los deseos y aspiraciones del pueblo lleguen al Estado y se conviertan en realidad, son aparatos mafiosos mas interesados en su propio poder y privilegios que en servir al ciudadano y al bien común. Los gobiernos son fruto y consecuencia de ese mundo pervertido donde nadie representa al ciudadano y el egoísmo y la avaricia corrupta han suplantado al interés general. Ese gobierno ya nace pervertido, suscrito a la mentira, al engaño, a la manipulación y a casi todos los vicios contrarios a la decencia. Todos ellos, desde los diputados y senadores a los altos cargos y gestores, incluyendo las altas instancias del poder gobernante, representan, como mucho, a esa muchedumbre manipulada y engañada que se comporta como esclava y que sigue votando a sus verdugos cada cuatro años. De ese modo, la teórica democracia se transforma en dictadura de mediocres y el sistema evoluciona rápidamente hacia una oclocracia y, en el peor de los casos, cuando la corrupción, como ocurre en España, se dispara fuera de control, en una coprocracia.
La democracia no es un sistema perfecto, pero es mil veces mejor que la oclocracia, dictadura de partidos mafiosos o coprocracia existente en España. La democracia tiene controles, frenos y contrapesos que consiguen cierto equilibrio y que evita que el Estado y sus mediocres se deslicen hacia la tiranía, pero en España esos controles, frenos y contrapesos han sido dinamitados y no queda ni uno funcionando. La Justicia está polítizada y domesticada por los partidos, muchos periodistas, que tienen que luchar por la verdad, están sometidos al poder y se comportan como publicistas, la mayoría de los auténticos ciudadanos han sido exterminados, la sociedad civil ha sido ocupada y los políticos practican el corporativismo y el apoyo mutuo, dentro de un ambiente detestable donde rigen la impunidad de los mas poderosos, la arbitrariedad y el abuso de poder en tudas sus vertientes y facetas.
Por eso muchos luchamos por una democracia, a pesar de sus imperfecciones. Sabemos que comparada con lo que hay en España, una democracia es un sistema mil veces mas digno, decente y justo. Lo que tenemos es pura basura miserable, aunque a algunos les duela reconocerlo.