Lo que es una evidencia metafísica es que España es un país maltratado por sus políticos y con el pueblo y su clase dirigente seriamente divorciados y en pugna. La situación, que ya era grave, ha empeorado con la crisis del coronavirus porque la sociedad se ha dado cuenta que la ineptitud de slos dirigentes les conduce a la muerte.
Millones de españoles empiezan a pensar que están rodeados de mentiras y engaños y que la clase política no es de fiar, ni digna de tener en sus manos el timón de la nación, ni de gestionar sus recursos y su destino. Hay un aire de frustración y preocupación que huele a drama porque los ciudadanos y los políticos se alejan años luz unos de otros, un drama que invalida la democracia y cuestiona el sistema y hasta el ordenamiento jurídico de la nación
Si la política, que es la que rige el sistema, es un caos y una vergüenza infectada de corrupción y abuso de poder, ¿Cómo estarán de podridos el Ejercito, la Universidad, la Banca, la investigación, el mundo del derecho, la Justicia, la economía, la industria, el sector de los seguros, las telecomunicaciones, la gran empresa y otros muchos?
España, tras haber comprobado el fracaso de la sanidad, que era exhibida por los políticos como buque insignia del sistema, tiene que auditar su realidad y comprobar, con independencia y precisión, lo que los políticos dan como verdad, supuestos que probablemente sean falsos y estén tan trucados y deteriorados como el famoso sistema sanitario español: ¿Cómo funcionarían las fuerzas armadas en caso de emergencia o guerra? ¿Qué pasaría con los seguros en caso de catástrofe? ¿Funciona la democracia? ¿Cumplen con sus funciones básicas la justicia y el Congreso? ¿Cómo está realmente la banca? ¿Se fía Europa de España? ¿Quién controla a los que mandan? ¿Dónde están la Justicia y la verdad, que llevan mucho tiempo desaparecidas?
Hay muchos sectores y capítulos en España bajo sospecha y es lícito pensar que si los políticos nos han engañado con la Sanidad también lo hacen con el resto de los sectores vitales.
Lo que es evidente es que si tenemos una clase política de las peores del mundo, todo lo que es responsabilidad de esa clase dirigente será una ciénaga llena de basura, eso si, envuelta en mentiras y marketing para engañar a los estafados ciudadanos de España.
España necesita una auditoría general que aclare hasta donde de profundas son las heridas y cuanta ineptitud, indecencia e irresponsabilidad está gobernando la nación.
Nadie puede curarse sin antes tener un diagnóstico certero y España es hoy un enfermo grave, que necesita estar en la UCI pero que no recibe tratamiento alguno.
Francisco Rubiales