Con esos dos "Podemos" en la escena española sería fácil cambiar el sistema, hacerlo mas decente y acabar con esos vicios que, impulsados por la actual "casta", convierten a España en un estercolero.
Hay millones de ciudadanos que desean cambiar la política española para hacerla mas justa, digna y decente, pero sin aventuras populistas a la venezolana, ni riesgos totalitarios, ni promesas tan descerebradas como expropiar viviendas de manera masiva, nacionalizar bancos, no pagar la deuda externa, abandonar la OTAN o dotar a cada español de un sueldo básico con dinero que no existe.
Ante un tipo que afirma que "la existencia de medios de comunicación privados ataca la libertad de expresión", como hizo Pablo Iglesias ante la periodista Ana Pastor, el 16 de noviembre, muchos españoles piensan que no solo no es demócrata sino que es también un peligroso enemigo de la libertad.
Son muchos los que hoy declaran su intención de votar a Podemos aunque no compartan sus ideas, porque están tan indignados que han jurado no votar jamás al PP, PSOE, IU o a cualquier otro partido de "la casta" que haya participado en el saqueo y degradación de España, pero que apoyarían con mas entusiasmo a un nuevo Podemos, mas liberal, mas amante de la sociedad que del Estado, defensor a ultranza del individuo frente al colectivismo y al poder gubernamental, menos intervencionista y alejado por completo del comunismo y de cualquier totalitarismo, porque son conscientes de que el siglo XX fue convertido en un infierno de terror por estados y gobiernos que sí eran intervencionistas, totalitarios y nada democráticos y que utilizaron como herramientas del cambio el martillo, el fusil y un océano de balas para asesinar la libertad y a mas de 100 millones de individuos inocentes.
Los grandes asesinos del siglo XX todos fueron intervencionistas, partidarios de un Estado fuerte y enemigos de la democracia que controla y limita el poder de los que mandan. Mao Tse dong, Josef Stalin, Adolf Hitler, Benito Musolini, Pol Pot, Idi Amín y otros muchos tiranos del siglo de las masacres y de los exterminios étnicos tuvieron como denominador común su adoración por el Estado, su mesianismo, su defensa del intervencionismo del gobierno, su desprecio al individuo frente a lo colectivo y su concepción autoritaria o totalitaria de un poder que no se sometía a reglas ni a controles salvo a la voluntad de sus dictadores y en el que el ciudadano era un simple esclavo obediente, nunca un ser libre que participaba en las decisiones.
Somos millones los que coincidimos con Podemos en la crítica a la "casta" y a sus vergonzosos y delictivos abusos, pero que creemos que España necesita otro Podemos diferente, que sea democrático, que le tanga miedo al totalitarismo, que acepte los controles, cautelas y contrapesos que establece la democracia para limitar y controlar el poder del Estado y que otorgue al ciudadano el papel que sin duda le corresponde en la política, que no es el de esclavo obediente, sino el de ciudadano libre que vigila siempre a los poderosos y que les controla para que no abusen y caigan en la tiranía.
Hay que acabar con los dos grandes pecados de la "casta" y construir un mundo mas justo y decente, pero sin liquidar la democracia y sin convertir al Estado en un Dios y a sus gestores en dirigentes eternos y omnipotentes. La casta ha cometido muchas fechorías imperdonables, pero sobresalen dos que son la clave del hundimiento de España: la primera es haber construido un Estado grueso e incosteable, lleno de parásitos de todo tipo, de gobiernos autonómicos, diputaciones, parlamentos y cientos de empresas públicas, observatorios y chiringuitos de todo género, donde comen del Estado cientos de miles de enchufados innecesarios con carné de partido; el segundo es el robo puro y duro de las arcas públicas y el expolio del ciudadano, realizado con impuestos abusivos y confiscatorios y con endeudamiento suicida, todo ello para que a la casta no le falte nunca dinero y pueda mantener su ritmo de vida, renunciando a la austeridad y condenando al país al sufrimiento, provocando desempleo masivo, el cierre de cientos de miles de empresas y el avance inexorable de la pobreza y de la tristeza.
Hay mas delitos, muchos mas, pero todos relaciones con esos dos grandes pecados nucleares: la financiación, contra la voluntad popular, de los partidos políticos y sindicatos, el cobro de comisiones por subvenciones, contratos y concesiones, la compra de votos, el urbanismo salvaje y delictivo, el incumplimiento de las promesas electorales, la estafa institucionalizada, el saqueo de las cajas de ahorro y cientos de abusos y crímenes mas, la mayoría de los cuales no tipificados por una legislación que castiga al robagallinas y garantiza la impunidad de los poderosos, cuyos efectos han sido pavorosos para una España que hoy, contrariamente a lo que afirma la propaganda del gobierno, es mundialmente considerada como un infecto pozo de corrupción y antidemocracia.
Puede existir y debe existir en esta España atribulada un Podemos tan contrario y enemigo de la corrupta casta como el de Pablo Iglesias, pero capaz de erradicar a los corruptos y de construir un mundo mejor sin utilizar la hoz y el martillo sobre ciudadanos sometidos, sin abandonar los controles, cautelas y contrapesos de la democracia verdadera y utilizando mas los ladrillos de la ciudadanía, las leyes y los grandes valores, que la represión, el intervencionismo despiadado y el uso del ser humano como si fuera plastilina moldeable por el Estado y sus amos.