Ha llegado el momento. Ya podemos gritar: “Aleluya”. Finalmente lo hemos conseguido. Mientras el mundo se deshace en ideologías malignas. Mientras que el planeta se desangra en inútiles guerras. Nosotros, en plena crisis nos hemos vuelto a convertir en “La reserva espiritual de Occidente”.
Hasta hace tres días no podíamos decir lo mismo. Italia nos hacía la competencia, pero eso ya empieza a ser agua pasada. Italia se ha rendido y ha perdido sus opciones. Hoy el cetro es nuestro, somos, por enésima vez, sin duda, más papistas que el papa.
Porque ese país trasalpino que tenía, al igual que nosotros, a la Iglesia entre algodones, ha decidido en mor de un materialismo cruel y despiadado, imponer a la Iglesia Católica los mismos sinsabores que a los demás entes, asociaciones, religiones y demás organizaciones. Han osado poner impuestos a la Iglesia. ¡Atrevidos! Ya verán cuando vayan al infierno.
Y es que ese Monti, el presidente tecnócrata que está al timón de esa Italia laica y desarmada ha decidido quitarle los privilegios fiscales a la única Iglesia, la verdadera, la Católica. La Santa Iglesia Católica Apostólica Romana (SICAR).
Eso quiere decir que desde este momento, somos el único país en Europa –y quizá en el mundo— donde la SICAR encuentra apoyo, cobijo y beneficios de todo tipo, también los fiscales. Ya verán esos apóstatas como Monti, cuando desde el cielo, les veamos entre las llamas del averno.
¿Cómo se puede comparar a un ente que te salva y te da la vida eterna, con simples asociaciones mundanas? ¿Hasta dónde va a llegar la primacía de la carne sobre el espíritu?
Pues eso nosotros seguiremos firmes, que para eso somos quienes somos. Y apoyaremos sin rodeos a nuestra SICAR salvadora. Nosotros los sicarios no podemos permitir que nuestra Madre, con todo lo que hace por las almas de los españoles, pague impuestos.
Ni crisis ni leches, si es preciso daremos de donde no hay, todo menos hacer pagar a la Iglesia. Al fin y al cabo, son a penas 10.000 millones lo que le damos a cambio de todo lo que ella nos dan. Nada, una limosnita. Sólo faltaría, por ejemplo, que pagaran el IBI, como Monti en Italia está haciendo. Serían unos 3.000 millones. El fisco es para los otros. ¿De dónde va a sacar esa cantidad, con lo pobre que es? ¿Qué clase de sicarios seríamos si consintiéramos tamaña atrocidad?
Por fortuna estamos en un país especial, un país donde el laicismo es algo imposible, risible, inviable. Donde la Verdad se impone. Donde el dogma manda. ¿Acaso alguien ha olvidado a Don Pelayo? ¿Y qué decir del apóstol Santiago y la Virgen del Pilar, patrones de España? Sólo faltaba que ahora, después de salvar tantas almas de sicarios, tuvieran que pagar.
Finalmente lo hemos conseguido. Somos la única, la verdadera, la auténtica Reserva Espiritual de Occidente. ¡Y que no se mueva nadie! ¡Santiago y cierra España!
Salud y República